Nieves Muñoz

Enriquecer el léxico: 10 palabras “extrañas” para utilizar (I)

Estilo | Ortografía y Gramática | Recursos Narrativos

Dicen que la primavera la sangre altera. Quizá sea eso, o quizá sea que necesito un cambio de aires y me apetece un paréntesis en los artículos de ortografía al uso (aunque nunca he escrito artículos al uso, he de decir). Sea como sea, el texto que os traigo este mes se aleja de las recomendaciones sobre escritura. Hoy os ofrezco palabras.Siempre os digo que el leguaje está para ser concreto y conciso, que cuantas menos explicaciones para definir algo, mejor. Menos es más, ¿verdad? ¿O no?¿Que dónde quiero llegar? Es cierto, no estoy cumpliendo mi propia máxima.Imaginaos una palabra que defina exactamente lo que se debería explicar con un largo párrafo. Bien, mi primer consejo es que la utilicéis. Ya hemos hablado de esto. Sin embargo, os traigo palabras que difícilmente escribiríais por ser raras. No se es un mejor escritor por utilizar un léxico rebuscado, debes adecuar el leguaje al texto. Vamos, que voy a enriquecer vuestro léxico y luego ya me contáis si podéis usar estos términos en vuestros escritos o no.¿Cuáles son estas palabras raras? En este primer artículo he seleccionado diez. Son pocas, lo sé, pero cada una vale su peso en oro, o sus sílabas en tinta. En el siguiente artículo os traeré alguna más. ¿Os parece?

  1. Petricor: se define como el olor terroso que se produce tras la lluvia. ¿Quién no ha aspirado el aroma inconfundible a tierra mojada tras una tormenta? El término petricor no está incluido en la RAE, se trata de un neologismo derivado de la palabra inglesa petrichor, acuñada por dos geólogos. Que esta palabra no esté incluida en la RAE, no significa que no se pueda utilizar, como os comenté en este artículo. De hecho, reivindico el uso de petricor. Me parece una palabra preciosa. “Las nubes se deshilacharon y el petricor nos anunció que los jirones de lluvia habían cubierto la tierra”

 Las palabras no incluidas en la RAE, también se pueden utilizar. Si no, estaríamos hablando como en el siglo XV

  1. léxicoEstepicursor: Todos tenemos grabada en la retina la imagen del oeste americano con esos matojos rodantes por desierto. Esas plantas secas que el viento traslada de un lado al otro se llaman estepicursores (entre otros muchos términos según la zona geográfica en la que nos encontremos). La verdad es que no queda muy bien la palabra estepicursor en una descripción. El término rodamundos es mucho más poético, pero no es el que nos ocupa. Por cierto, ninguno de los dos figura en la RAE (para quien no aún no conozca nuestra insigne academia, podéis leer más sobre ella aquí) Os imagináis: “Cruzando de lado a lado del camino, un estepicursor fue el único testigo de la llegada del forastero”.
  2. Serendipia: dice la RAE que es el hallazgo valioso que se produce de manera casual. En sí mismo es una palabra preciosa que merece un significado mucho más poético, aunque los hallazgos casuales están llenos de posibilidades. “Serendipia afortunada, el conocerte”.
  3. Arrebol: su significado en una tonalidad de rojo, sobre todo el de las nubes iluminadas por el sol, o el del rostro. Es otra palabra que me parece preciosa y reivindico su uso. El plural también tiene su aquel: arrebolada. ”En el cielo, la arrebolada despedía la tarde como gotas de sangre vieja”. Ojo con su segunda acepción, que no es más que el colorete como cosmético. Esto ya lo veo menos. Eso de escribir algo así como: “Se cubrió las mejillas de arrebol”… No sé, no sé.
  4. Inmarcesible: cuando yo escucho esta palabra, me viene a la mente el azul interminable del mar extendiéndose hasta el horizonte. Y quizá algo tiene que ver porque el significado es algo que no se puede marchitar. Así que podemos hablar de jardines mágicos inmarcesibles, por ejemplo. ¿Qué os parece para incluirlo en vuestro léxico?
  5. Acmé: Solo con leer esta palabra, uno ya sabe que es griega, ¿verdad? Aunque puede que se nos pase por la cabeza cierta persecución del coyote hacia el correcaminos, pero ahí no lleva tilde. Utilizamos este vocablo para referirnos al punto cumbre de algo, al momento culminante. También se usa para hablar sobre la intensidad de una enfermedad y es dónde yo más la he escuchado (o leído). Aunque se me hace raro utilizarla fuera del ámbito de la medicina, la verdad. ¿Cómo quedaría una escena erótica así? “Frotó con sus dedos entre sus piernas hasta conseguir el acmé de sus gemidos”. Mmmmmm… me reservo mi opinión al respecto.
  6. Haiga: que sí, que sí. Existe y está recogida en la RAE. Si piensas que he cometido un atropello contra el lenguaje, he de decirte que haiga es un automóvil grande y ostentoso. O sea, una limusina, por ejemplo. ¿Lo utilizarías en una descripción? Lo dudo…
  7. léxicoVagido: confiésalo, lo primero que te ha venido a la mente es una vaca. Y si no has pensado en una vaca, los hecho en un animal herbívoro que rumia. Pues no, es el nombre concreto del llanto de un bebé. Ah, pero no se puede decir que un bebé vage porque estamos hablando de un sustantivo. Si en un relato de miedo quieres contar que se escucha el llanto de un bebé, puedes escribir: “Rompiendo el silencio nocturno, el vagido rebotó contra las paredes”. Es un buen efecto, pero el clímax se romperá cuando el lector deba acudir al diccionario.
  8. Trémolo: es la sucesión de varias notas iguales de la misma duración. Suele emplearse para definir un efecto al tocar la guitarra. Yo de música no sé mucho, pero ¿porqué no emplearlo también en metáforas. Por ejemplo: “Su voz llamándome en la distancia es un trémolo que jamás podré olvidar”.
  9. Abracadabrante: me entra la risa. Dice la Rae que es algo muy sorprendente y desconcertante. Bien, pues este artículo es totalmente abracadabrante. ¿Cómo os quedáis? Bueno, tiene su aquel, sobre todo si se trata de un texto humorístico, ¿no? En otra situación, no me veo yo utilizándola, pero todo es empezar…

Hasta aquí mi artículo de este mes. ¿Te ha resultado útil? ¿Te he dejado con ganas de más, en el acmé de tu curiosidad? ¿Irás a contemplar el arrebol al atardecer en tu haiga último modelo, mientras los estepicursores ruedan a tu lado? ¿Repetirás mi nombre en un trémolo sin fin al oler el petricor tras la lluvia? ¿Escucharás ese vagido desde la casa de los vecinos y pensarás en mí?Puedes contármelo, autor… Puedes contármelo.

Atrévete a salir de tu zona de confort léxica utilizando palabras nuevas, pero no te pases o tu escrito será insufrible

En serio, utilizar nuevas palabras y salir de la zona de confort léxica es un reto, pero no te pases o sobrecargarás el texto y el lector se aburrirá. En tu mano está el equilibrio.¡El mes que viene más!

Nieves Muñoz

1 Comentario

  1. Qué son los localismos y cómo utilizarlos - Caja de Letras

    […] Entonces, ¿es adecuado escribir con localismos? ¿Cómo utilizar los localismos en una narración? Apliquemos la lógica, queridos dioses de la calle. ¿A qué público te diriges? ¿A los vecinos de tu pueblo en el pregón de las fiestas? ¿A los lectores de un periódico local? ¿A millones de personas a las que esperas vender tu novela? El lenguaje es cosa de dos: el emisor y el receptor. Para una adecuada comprensión, deben utilizar las mismas herramientas, y el léxico es una de ellas. Si nuestro texto está plagado de localismos, solo alguien de nuestro entorno nos va a comprender de forma plena. No es lo mismo la escarcha que la cencellada, pero eso solo sabemos los habitantes de Valladolid. De ahí nace el término español neutro.Y se trata precisamente de eso, de evitar los localismos para llegar a un número mayor de oyentes o lectores. Para aumentar el conocimiento del léxico, es vital leer (para todo es vital leer, pero para enriquecer el léxico, dioses de la calle, y aumentar vuestro poder, más) y también podéis leer artículos como este. […]

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