Nieves Muñoz

Adjetivando

Ortografía y Gramática

¿Todo el mundo sabe lo que es un adjetivo? Veo miles de manos alzadas tras la pantalla. Bien, eso es estupendo. Ahora bien… ¿Todo el mundo sabe los usos del adjetivo? Uy… veo menos brazos elevados. Y ya, para rematar: ¿Alguien sabe cómo utilizar los adjetivos en un texto literario? Mmmmm…¿Hay dudas? Estupendo. De ahí la finalidad de este artículo, resolver las inquietudes que tengáis.

Como siempre, comencemos por el principio.

¿Qué es un adjetivo?

Es una palabra que modifica al sustantivo. Es decir, lo define, lo diferencia o lo cambia de alguna manera. Debe concordar en género y número con él. Puede ser de forma directa, y entonces hablamos de adjetivos calificativos o determinativos, o a través del verbo. En este último caso hablamos de atributos o complementos predicativos. Pero ahora os explico mejor cada uno de ellos.

Usos del adjetivo

Podemos modificar, alterar, señalar o enriquecer nuestros sustantivos (ahora me viene a la mente el anuncio de Avecrem: ¿Cueces o enriqueces? Pues bien, podemos enriquecerlo directamente como haríamos desmenuzando la pastilla en el  sofrito para darle sabor, o echarlo en el agua de los macarrones para que los enriquezca mientras cuecen. Pero es mejor que lo veamos de forma práctica.

  1. Modificación directa del sustantivo o adjetivos adyacentes

Ejemplo:

La mujer rubia se sentó sobre el piano.

Rubia es el adjetivo que modifica al sustantivo mujer. Nos está contando una característica que la define y la marca de alguna manera. (Y quedaos con esto porque volveremos a recordarlo cuando os hable de los textos literarios).

Este es un adjetivo calificativo. Dentro de los adjetivos calificativos existen varios tipos dependiendo de lo que nos cuenten. Por ejemplo, los que nos muestran relación o pertenencia: maternal, policial… se denominan adjetivos relacionales. Los que explican nacionalidad o procedencia: americano, europeo… son adjetivos gentilicios. Para más ejemplos, aquí  http://www.gramaticas.net/2010/08/ejemplos-de-adjetivos.html

Aquella mujer rubia se sentó sobre el piano.

Aquella es una palabra que introduce la oración y al sustantivo, y lo acota. No hablamos de cualquier mujer rubia, te estoy contando que es “aquella”.

Estamos ante un adjetivo determinativo.

  1. Modificación del sustantivo a través del verbo

Ejemplo:

Aquella mujer rubia se sentó majestuosa sobre el piano.

Majestuosa es un adjetivo que nos indica cómo se sentó la mujer y además define su movimiento: elegante, con gracia. Nos cuenta una característica suya. Pero depende del verbo (un verbo predicativo, es decir, que no sea ni ser, ni estar, ni parecer)  para contárnoslo y también lo modifica a él. Estamos ante un complemento predicativo. Se puede sustituir por “así”: Aquella mujer rubia se sentó así sobre el piano.

Aquella mujer rubia está majestuosa cuando se sienta al piano.

Nos cuenta cómo está la mujer rubia en ese momento, pero no modifica al verbo, ni cuenta nada sobre él. Depende directamente del sujeto de la oración.

 Aquí, majestuosa funciona como complemento directo o atributo y puede ser sustituido por “lo”: Aquella mujer rubia lo está cuando se sienta al piano.

Concordancia del adjetivo con el sustantivo

Hemos dicho que el adjetivo debe concordar con el sustantivo al que acompaña, de cualquiera de las formas que hemos visto anteriormente, en género y número (femenino o masculino/singular o plural).

Aquella mujer rubia está majestuosa cuando se sienta al piano.

Los adjetivos rubia y majestuosa son femeninos y están en singular. Pero nos podemos encontrar que un adjetivo vaya pospuesto a varios sustantivos:

El hombre y la mujer rubios están majestuosos cuando se sientan al piano.

Aquí vemos que concuerdan en número con los sustantivos porque se refiera a ambos, pero el género toma el masculino como correcto. Si solo concordase con el último sustantivo, cambiaría completamente el sentido:

El hombre y la mujer rubia están majestuosos cuando se sientan al piano.

Si cada uno de los sustantivos se refiriera a una parte de algo mayor, una porción de un conjunto, el adjetivo puede concordar en género y número con el más cercano.

Ejemplo:

La mujer de educación y habla exquisita se sentó sobre el piano.

Para saber más, aquí.Hasta aquí la definición y el buen uso de los adjetivos, pero… ¿sabemos utilizarlos en un texto literario?

Uso de los adjetivos en los textos literarios

Hemos visto que definen o modifican a un sustantivo (así en líneas generales), por lo que los utilizaremos en las descripciones.Los adjetivos bien usados enriquecen el texto y nos pintan un cuadro detallado de alguien o de una escena. El lector puede así visualizarlo en su mente a través de las palabras.Pasa un cosa muy curiosa con la imaginación, y es que trabaja estupendamente sin demasiados detalles. Con dos pinceladas, puede montar una escena completa sin necesidad de más. Puede que el autor no pintara exactamente así el cuadro descrito, pero al lector no le importa. El lector está viviendo su propia historia.Otra cosa curiosa que pasa con la mente de los lectores es que si les das demasiados detalles, desconecta. Mientras tú le estás contando que la protagonista tiene un mechón de cabello castaño y que en las puntas se torna dorado, pero solo cuando refleja el sol del atardecer porque si lo hace la luz del amanecer es un tono violáceo tirando a malva, el lector está pensando que igual tiene que ir a la peluquería al día siguiente para teñirse el pelo. Lo has sacado de la historia y te va a costar recuperarlo.Adjetivar es genial, pero no hace falta que lo describas todo. ¿Qué es importante en la historia? ¿Qué descripciones nos van a ayudar a ambientar la escena?Y otra cosa muy importante: es más efectivo, para no perder al lector, usar los adjetivos que modifican al sustantivo y nos ayudan a descubrir la acción, que los que solo definen al sustantivo. La narración es mucho más rica así. La historia es la que nos muestra lo que pasa y cómo se mueven, actúan o piensan los personajes, no el narrador como si estuviera delante de un cuadro.El poeta chileno Vicente Huidobro escribió que “el adjetivo, cuando no da la vida, mata”.Unos cuantos consejillos para usar el adjetivo:

  1. Utiliza solo los imprescindibles. Ya hemos comentado que al nuestra imaginación no le hace falta saber todo al detalle. Con dos pinceladas, ella crea el resto del cuadro.

  1. Evita escribir un adjetivo detrás de otros. Al tercero, el lector cerrará los ojos y leerá en diagonal y se quedará con uno solo de ellos, por lo que restará valor al resto.

  1. Cuidado con las redundancias (en cuanto a palabras y sentido). Si escribimos “se cubrió todo de sangre roja”, pues hombre… en general, la sangre es roja. Si fuera amarilla fosforito, sí estás obligado a señalarlo.

  1. Huye de lugares comunes como “arroyo cristalino” o “negro azabache”. Busca tus propios adjetivos y juega con ellos para mostrar algo original e impactante al lector.

Y hasta aquí para qué adjetivar y cómo hacerlo bien. ¿Queréis comentar algo? ¡Aquí os espero!

Nieves Muñoz

5 Comentarios

  1. Pedro Nieto García

    Excelente entrada, pero me ha generado una duda:¿Por qué la mujer de educación y habla exquisita se sentó sobre el piano?

    Responder
    • Nieves Muñoz

      Creo que tu imaginación puede componer el puzzle completo. La imagen es sugerente, ¿no? Si tienes otra duda, ya sabes dónde encontrarme. 🙂

      Responder
  2. Ismael Manzanares

    Muy bien. Me hubiera gustado un poco más de extensión en el uso del adjetivo en los textos literarios, que me parece muy interesante. Supongo que la imaginación tendrá que rellenar los huecos… 😉

    Responder
    • Nieves Muñoz

      Jajajajaja… Creo que también tienes de sobra. Es que se me iba de extensión, pero algo haré, Isma. Gracias por leer.

      Responder

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