Gisela Baños

Alguien resplandeciente: Margaret Cavendish

Disección Literaria | Géneros

Margaret CavendishComo lectora tengo cierta afición por la «arqueología literaria»: desenterrar viejos libros y tratar de entender cómo las historias del pasado han evolucionado hasta convertirse en las historias del presente. En un género tan ligado al futuro como es la ciencia ficción, esta empresa es aún más interesante si cabe, pues mirar hacia atrás nos permite comparar quiénes somos con quiénes creíamos que llegaríamos a ser en una época determinada. Y eso dice mucho de cada momento de nuestra historia, de cada sociedad, e, incluso, puede que de cada uno de nosotros. El mundo resplandeciente de Margaret Cavendish (1623-1673) cumple a la perfección este cometido.Al hilo de mi último artículo para este blog (El vínculo entre ciencia y ficción), me gustaría volver al contexto científico del siglo XVII antes de introducirnos en la vida y la obra de esta pionera y adelantada a su tiempo.La que se convirtiera, al contraer matrimonio con William Cavendish, en duquesa de Newcastle —sí, así eran las cosas— contaba con tan solo nueve años de edad cuando Galileo publicó sus Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo (la obra por la que fue acusado de herejía), y había transcurrido prácticamente un siglo desde que Copérnico publicara Sobre los giros de los orbes celestes. El mundo ya era heliocéntrico y Europa se hallaba inmersa en plena Revolución Científica. Boyle, Hooke o Newton fueron, además de compatriotas suyos, contemporáneos.La ciencia dejó de ser una cuestión lógica y cualitativa para convertirse en una disciplina empírica y cuantitativa. Y no solo la ciencia: en el siglo XVII se asientan también las bases de la filosofía moderna con el pensamiento de Hobbes, Descartes o Gassendi, a los que incluso llegó a conocer.Pocas de estas cuestiones habrían influido probablemente en la visión del mundo de Margaret Cavendish si su vida se hubiera desarrollado, como era habitual entonces para las mujeres, dentro del ámbito doméstico. Sin embargo, el hecho de que le pusieran el sobrenombre de Mad Madge ya es un claro indicio de que estábamos ante una persona genial y no muy dada a seguir las convenciones de su tiempo.

Margaret Cavendish y el mundo resplandeciente

Leer El mundo resplandeciente es darse cuenta de ello, pues supone una detallada radiografía tanto del momento que le tocó vivir como de sí misma. Da la impresión, y posteriormente ella lo admite en el epílogo del mismo libro, de que Margaret es la emperatriz y protagonista de su propia novela en una bella metáfora acerca del poder de la imaginación para crear nuevos mundos e incluso transformar el propio.El viaje a través del Polo Norte hasta el nuevo mundo que nos narra es tan solo una excusa para la reflexión y el debate acerca de las cuestiones científicas, filosóficas, políticas y religiosas de la época, casi un ensayo. Son los pensamientos en voz alta de una mujer que, por lo que sabemos, desafió cualquier convencionalismo y vivió como quiso a pesar de los inevitables desplantes y escándalos que provocaban su comportamiento.

Una pequeña biografía de Margaret Cavendish

Margaret CavendishNacida, como Margaret Lucas, en una familia adinerada pero sin títulos, no recibió educación formal en matemáticas, historia, filosofía o lenguas clásicas, pero sí tuvo acceso a bibliotecas académicas y era una ávida lectora. Entonces no estaba bien visto que las mujeres mostraran sus inquietudes intelectuales en público así que Margaret solía mantener este tipo de conversaciones en privado con su hermano John, estudiante de derecho, filosofía, ciencias naturales y que hablaba hebreo, latín y griego.Mostró su iniciativa y su necesidad de independencia a los veinticuatro años, cuando entró a trabajar como dama de la reina Enriqueta María de Francia, acompañándola posteriormente en su exilio a París, donde conoció al que se convertiría en su marido: William Cavendish.A diferencia, seguramente, de tantas otras mujeres de su tiempo, este matrimonio ayudó a la ya duquesa de Newcastle a que su trabajo no permaneciera en el anonimato, ya que gracias a las influencias y contactos de su marido, pudo introducirse en los círculos intelectuales de la época y obtener más facilidades para publicar parte de su obra. Descrita como loca, obstinada o pretenciosa, estas cualidades le sirvieron, no obstante, para ser la primera mujer en asistir a una de las sesiones de experimentos de Robert Boyle y Robert Hooke en la Royal Society. Tras su visita, la prohibición de entrada a las mujeres se mantuvo hasta 1945.Entre su producción literaria podemos encontrar tanto ficción como poesía, textos filosóficos o tratados de filosofía natural (física). Esta variedad es precisamente lo más interesante de su obra. Margaret Cavendish encarna como nadie un ideal donde varias ramas del saber confluyen y conforma un todo que se retroalimenta desde diferentes puntos de vista. Su vida fue un preludio al periodo de la Ilustración que florecería en el siglo XVIII.Murió relativamente joven, a los cincuenta años, en 1673, y fue enterrada, como correspondía a todas las grandes personalidades del país, en la Abadía de Westminster.

Gisela Baños

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