Este mes de noviembre, el mes en que cada día más celebramos la fiesta de Halloween en vez del Día de Todos los Santos, me apetecía tratar a un autor que trabajara con temas relacionados con el terror. Y para eso, nada mejor que trasladarnos a caballo entre finales de siglo XVIII y primeros del XIX para hablar de una autora que no solo ha sido considerada la creadora para algunos, precursora para otros, del género que conocemos como terror gótico, sino que con su particular estilo ha influido en escritores de la talla de Jane Austen o sir Walter Scott. Si todavía no lo habéis adivinado, sí, vamos a hablar de Ann Radcliffe.
Ann Radcliffe: su vida
Aunque no se conoce demasiado de su vida privada, sí diremos que Ann Radcliffe nace en Holborn, un céntrico barrio de la ciudad de Londres, un mes de julio de 1764. Su nombre de soltera, Ann Ward. Hija de un comerciante inglés, contrae matrimonio con William Radcliffe en 1787, de quien toma el apellido, como era costumbre, y que conocedor de su afición la anima a escribir. Quizá, porque era el editor del English Chronicle, periódico fundado en 1779. Celosa de su vida privada, se especuló mucho sobre ella y sobre por qué dejó de escribir a los treinta y dos años, cuando se encontraba en la cima de su fama. Otro dato curioso a tener en cuenta es que nunca visitó los lugares que describe en sus novelas y aunque dejó de publicar muy pronto, se dedicó a escribir poesía y una última novela. Todo ello sería publicado de forma póstuma.
Ann Radcliffe fallece a los cincuenta y ocho años en Londres como consecuencia, probablemente, de una neumonía, sin haber tenido descendencia.
Ann Radcliffe: pionera del terror gótico
La vida de nuestra autora, Ann Radcliffe, era bastante aburrida. Así que, para entretenerse y salir de su vida de clase acomodada rutinaria y sin sobresaltos, decide empezar a escribir pequeños relatos de un género que le encantaba leer: el terror. Lo que nuestra querida Ann Radcliffe no pudo imaginar es que aquellas pequeñas historias la convertirían en una de las precursoras del género conocido como terror gótico unos años más tarde. Aunque algunos opinan que el creador del género es Horace Walpole, nacido en 1717 y autor de El castillo de Otranto (1764), otros consideran que lo es Ann Radcliffe. Lo cierto es que ella, creadora o no, lo hace crecer de forma exponencial abriéndose un hueco en un terreno donde dominaban los varones hasta ese momento.
Ann Radcliffe supo recrear en sus libros excelentes escenas tenebrosas e incluir todos los elementos que caracterizan al terror gótico clásico. Y ¿cuáles son estos elementos? Pues grandes mansiones y castillos tenebrosos; señores con un oscuro pasado que mantienen bajo su yugo a las jóvenes heroínas y otros tips que se verían plasmados en obras de escritores tan famosos como Edgar Allan Poe. Radcliffe incluyó además un romanticismo sutil y una descripción detallada de espacios y personajes que dotaron de personalidad propia las escasas obras de nuestra autora. Esto la convirtió en una de las más famosas y representativas escritoras de un género que se desarrolló y tuvo su máximo apogeo en la Inglaterra de finales del siglo XVIII y finales del siglo XIX.
Ann Radcliffe: su obra
Los inicios de nuestra autora en el mundo literario no fueron fáciles. Pero Ann Radcliffe no se amilanó. Su primera novela, Los castillos de Athlin y Dunbayne –1789–, que ambienta en Escocia y pasa sin pena ni gloria entre los críticos de la época y el público en general, sentaría las bases de sus siguientes libros. Ann Radcliffe escribe otras cuatro novelas en los siguientes seis años, destacando The Romance of the Forest –1791–, que fue considerada como un exponente de la novela histórica de la época y que publica con su nombre verdadero, ya que las dos anteriores lo hizo con seudónimo. La ambientación de lugares que resultaban exóticos para los lectores las volvió tremendamente populares entre la clase media y alta, siendo sus mayores fanes las jóvenes señoritas de familias acomodadas que se identificaban con las heroínas protagonistas de sus novelas.
Llama enormemente la atención que Ann Radcliffe, con tan solo seis novelas (la última a título póstumo) no solo se hiciera un hueco en el abigarrado mundo literario de la época, sino que fuera influencia para otros grandes escritores que llegaron a imitar su estilo. Se dice que incluso Jane Austen parodió Los misterios de Udolfo, escrita por Radcliffe, a la que conocía y admiraba, en su novela La abadía de Northanger. Pero no solo fue Austen, se cuenta que sir Walter Scott fue influenciado por su obra también y que escritores como Dickens y Daphne du Maurier son atrapados por el estilo de Radcliffe en alguna de sus obras. Tan solo hay que recordar Rebecca escrita por Du Maurier y llevada al cine por Hitchcock.
Ann Radcliffe: la influencia de su obra en el género
Ann Radcliffe fue innovadora en el uso de lo sobrenatural y el paisaje, utilizando el suspense como elemento estructurador de sus novelas. Añadió los monasterios y las abadías en sus obras, así como las explicaciones lógicas de todos los acontecimientos sobrenaturales que aparecen a lo largo de sus novelas y que aterrorizan al lector a lo largo de la narración. Hecho este que le ha generado fuertes críticas al eliminar el encanto de lo sobrenatural, según algunos críticos. De lo que no hay duda alguna al respecto, y todos los entendidos coinciden, es que su influencia no solo se quedó en el Reino Unido, sino que se expandió por todo el continente. Balzac la admiraba; Lovecraft la elogió por agregar al género «un sentido genuino de lo sobrenatural en la escena, transmitiendo el espanto ilimitado que ella quería transmitir»; Poe la admiró, la mencionó e incluso la criticó; y así otros autores de género que terminaron viéndose influenciados por su estilo y forma de relatar.
En fin, estamos ante una autora que, a pesar de las críticas actuales, en su día revolucionó un género que durante cien años llenó las estanterías de la clase media y alta de la sociedad.
Y hasta aquí estas pocas letras con las que espero os pique la curiosidad lo suficiente como para descubrir a esta autora y le deis una oportunidad, eso sí, con la mentalidad de la época.
Sed buenos y leed mucho.
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