Jesús Coronado

Autor del mes: Miguel de Cervantes

Autor del Mes

Empezamos un nuevo año y lo vamos a hacer a lo grande. Con un autor a quien su obra más conocida le ha llevado a ser nombrado, según algunos críticos, como el creador de la novela moderna. Aunque esto es lo de menos, ya que esta es la obra que, después de la Biblia, es la que más veces se ha traducido y editado en el planeta.

Bien, como habréis adivinado por el título del artículo, hablamos del Quijote. Y vamos a conocer un poco más, si es que se puede después de todo lo escrito ya, a su autor, Miguel de Cervantes. Así que, sin más dilación, preparaos porque nos vamos de paseo al Siglo de Oro.

Cervantes: primeros años y huida a Roma

La verdad es que, al enfrentarme a la biografía de Cervantes, me ha parecido estar leyendo una novela de aventuras con escenas épicas y enigmas por resolver.

Un ejemplo es su fecha y su lugar de nacimiento, donde lo único que sabemos es que fue bautizado en la parroquia de Santa María la Mayor de Alcalá de Henares, un 9 de octubre de 1547. Algunos aventuran que nació el 29 de septiembre del mismo año, día de San Miguel, simplemente por la costumbre existente en la época de poner el nombre al recién nacido del santo del día.

Hijo de Rodrigo Cervantes (cirujano sangrador) y de Leonor (hija de un abogado de la época), Miguel de Cervantes es el cuarto de siete hermanos. Sus primeros años son casi un enigma. En 1551, la familia se traslada a Valladolid, donde su padre es encarcelado después de que le confiscaran sus bienes por tratar con usureros. Consigue ganar el juicio de hidalguía y, tras ser liberado, solo se sabe que debió de andar a caballo entre las ciudades de Alcalá de Henares, Córdoba y Sevilla. Hasta 1561, año en que Cervantes comienza a estudiar gramática con Juan López de Hoyos en Madrid, lo único que se sabe con cereza.

Estudiosos de su biografía no tienen claro ni que estudió ni dónde lo hizo. La escasez de recursos económicos de su familia hace poco creíble su paso por la Universidad de Salamanca, tal y como se ha especulado.

Es conocido de sobra su participación en la guerra y su cautiverio en Argel, pero lo realmente curioso es cuándo comienza su aventura viajera y por qué la emprende.

Se sabe que, en 1569, Cervantes se encontraba en Roma. ¿El motivo? Una supuesta trifulca con Antonio de Sigura, al que llegó a herir, y por lo que tuvo que solicitar «limpieza de sangre e hidalguía» con el fin de restituir su honor y quedar libre de la sentencia a la que tenía que responder en España. Los cardenales Gaspar de Cervantes (familiar) y Giulio Acquaviva tuvieron mucho que ver en la resolución a su favor. Para entonces, en 1571, Cervantes ya era soldado de la compañía de Diego de Urbina y participó en la batalla de Lepanto ese mismo año, bajo las órdenes de don Juan de Austria. El resultado es conocido por todos: un arcabuzazo en el pecho y la inutilidad de su mano izquierda. Lo que quizás no sea tan conocido es la actitud heroica de Cervantes en la batalla, que queda refrendada por las declaraciones de sus superiores en Madrid a requerimiento de su padre.

Cervantes, su aventura argelina como esclavo y sus inicios como escritor

Hasta 1575, sirve como soldado. Es en este momento, mientras regresa a España con su hermano y las cartas de recomendación de don Juan de Austria, cuando es apresado por el corsario albanés Mami Arnaute tras una corta batalla. Este los entrega como esclavo en Argel, donde estará cinco años preso debiendo su vida a las cartas de recomendación, ya que consideraron que era una persona importante y buscaron obtener rescate por su entrega. No obstante, Cervantes intentó fugarse cuatro veces sin éxito. No fue hasta la llegada de los padres trinitarios fray Juan Gil y fray Antonio de la Bella, que fue liberado tras la entrega de 500 escudos de rescate en el año 1580.

Cuando Cervantes llega a España tras once años de ausencia, se encuentra con una familia empobrecida a la que intenta rescatar buscando un trabajo que dura poco en Orán. Después, intenta marchar a América sin obtener permiso para ello. Es en 1584 cuando Cervantes comienza su labor como escritor al vender su obra la Galatea por 1336 reales a Blas de Robles quien obtuvo el privilegio de impresión. Seis meses después, contrae matrimonio con Catalina de Salazar y Palacios.

Cervantes y la mala fortuna

Las desgracias no abandonarían a Cervantes. Una de tantas es lo que aconteció tras conseguir el cargo de comisario real de abastos en 1587. Debía recorrer Andalucía con la desagradable misión de requisar cereales y aceite para la expedición naval que Felipe II pretende impulsar contra Inglaterra, labor que realiza hasta 1594, no sin antes pasar por la prisión en 1592 al ser acusado de vender 300 fanegas de lo requisado para provecho propio. Un hecho que demostró ser falso.

Más tarde, en 1594, se encomienda a Cervantes el cobro de los atrasos de tercias y alcabalas del reino de Granada. Tiene que depositar una gran cantidad de dinero en concepto de fianza —lo consigue gracias a la familia de su mujer— para realizar este trabajo. Lo pierde cuando, al depositar todo lo recaudado en un banco de Sevilla, este termina quebrando. Al no poder responder, Cervantes vuelve a ser encarcelado en Sevilla ese mismo año.

A partir de 1603, se documenta fehacientemente la estancia de Cervantes en Valladolid donde se ve obligado a convivir con su mujer, hermanas, hijas e incluso su amante en un ambiente deprimente y del todo afrentoso. Hay pruebas escritas de que las mujeres de la familia consiguen indemnizaciones deshonrosas por las denuncias a sus amantes. Incluso hay habladurías sobre la honradez de su mujer.

Cervantes, su obra cumbre y la incógnita de su muerte

No obstante, en 1604 Cervantes termina el Quijote. El éxito fue fulgurante, como demuestra que, en junio de 1605, cuando se celebran las fiestas con representaciones de entremeses en los que figuraban caballeros disfrazados, estos lo hacían ya emulando a don Quijote y Sancho Panza.

En 1606, la corte se traslada a Madrid y Cervantes con ella. Tras varios intentos de marchar a Nápoles con el fin de encontrar de una vez la estabilidad económica que tanto necesita, termina aceptando su sino resignándose y quedándose en Madrid. Para entonces, el éxito del Quijote es evidente, dándole la fama que ya le tocaba y haciendo que el público se interese por el resto de su obra. Frecuenta el mundillo literario de la ciudad asistiendo a las reuniones de la Academia del Conde de Saldaña, según queda reflejado en algunas cartas de su archienemigo literario: Lope de Vega.

Un 22 de abril (algunos dicen que el veintitrés) de 1616, muere Cervantes en su casa de Madrid, atendido por su esposa y su sobrina Constanza. Lo triste es que el autor de la novela más conocida de la literatura española tuvo que recibir la ayuda de la Venerable Orden Tercera para realizar su sepelio, debido a su pobreza. El destino final de sus huesos sigue siendo una incógnita.

Cervantes y la impronta personal en su obra

Resulta muy ilustrativo ver que, prácticamente, todas las obras de Cervantes están impregnadas de la historia de su vida, especialmente el Quijote. Podemos destacar su heroísmo en la batalla de Lepanto y su inquebrantable valor y moral en los años de cautiverio en Argel, que recordará constantemente con orgullo. Y, cómo no, tras estos años de exaltación de la valentía y el honor, regresa a España y a la triste y cruda realidad. Una realidad llena de pobreza, usureros, deudas y dificultades económicas que, acompañados de los problemas familiares que la licenciosa vida de sus hermanas, sobrinas y esposa traerán hasta el día de su muerte.  Ana María Matute dijo: «En la literatura, como en la vida, se entra con dolor y lágrimas». Cervantes lo hizo cuatrocientos años antes de que Matute hiciera celebre esta frase.

Hablaros con más detalle de su obra sería muy extenso. Cervantes fue novelista, dramaturgo y poeta. Parodió las novelas de caballerías, típicas en su época, en su obra cumbre el Quijote. Con sus Novelas ejemplares, Cervantes experimentó con la novela bizantina, la policíaca y la picaresca, entre otras, atreviéndose incluso con la poesía.

En teatro, sin embargo, fue más clásico en su estructura, y por eso, otro grande de la época, Lope de Vega, se llevó la fama de calle en este género.

En fin, espero que hayáis disfrutado con este personaje que, por conocido, no me deja de sorprender cada vez que buceo en los acontecimientos que inundaron su vida. De hecho, si queréis conocer algo más, aquí tenéis un estupendo documental emitido en televisión hace muy pocos años.

Sed buenos y leed mucho.

Jesús Coronado

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