Jordi Noguera

Cómo llegar al lector con la muerte de un personaje

Disección Literaria

¿Qué hace que una historia funcione? Existen ciertos elementos que sabemos que deben estar ahí, como los personajes, la historia, el conflicto… pero nadie tiene una receta para hacer una buena historia. Como en cualquier otro arte, una obra literaria es más que la suma de sus partes. Pero algo que funciona a menudo es matar personajes.

En general, mi primera toma de contacto con una novela es puramente como lector; intento no pensar en la mecánica de la narrativa y centrarme en la historia tal y cómo me la están contando. Pero cuando un libro me ha gustado especialmente y lo vuelvo a leer, empiezo entonces a prestar más atención a los detalles, a cómo el autor ha logrado atraparme, a los recursos que ha utilizado para que la historia funcionara tan bien conmigo.

Para mí es un ejercicio de reflexión y aprendizaje, intento comprender la técnica detrás de cada autor y, en la medida de mis posibilidades, adaptarla para enriquecer mi estilo. Siempre se dice que un escritor debe leer incesantemente; no estoy de acuerdo. Sólo leer no te sirve de nada. Tienes que estudiar lo que lees, aprender de cada libro que cae en tus manos para poder mejorar sin descanso.

Matar personajes: ¿Qué pretendes lograr?

Mi primera intención para mis artículos en el blog de Caja de Letras era empezar con una disección en profundidad de “El Imperio Final”, de Brandon Sanderson, pero mientras releía el libro para tomar notas caí en la cuenta de que había algo más interesante de lo que hablar; la manera en la que un autor decide matar personajes.

La muerte de un personaje es, sin ninguna duda, uno de los momentos clave de cualquier novela. Pero para lograr que una muerte funcione es importante haberla trabajado desde el principio de la historia y tener claro cuál es la reacción que deseamos provocar en el lector.

En una obra mala, por ejemplo, ves venir la muerte de un secundario cuando, de repente, empieza a ganar protagonismo de manera casi forzada o las cosas empiezan a irle bien. Esto es todavía más evidente en las películas bélicas; el personaje que enseña la foto de su joven prometida que espera que vuelva a casa muere siempre.

¿Por qué sucede eso? La clave para que matar personajes funcione es la empatía. Al lector tiene que importarle o, al menos, caerle bien. Pero los verdaderos maestros en matar personajes no usan secundarios sin desarrollo o artefactos tan evidentes para que el lector sienta más esas muertes. Cuando matan, lo hacen a lo grande.

Matar personajes en El Imperio Final Vs Canción de Hielo y Fuego

De ahora en adelante, spoilers de “El Imperio Final” y “Canción de Hielo y Fuego”.

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Si habéis leído “El Imperio Final” sabréis que hacia el final de la novela uno de los personajes principales, Kelsier, muere intentado asesinar a su antagonista, el Lord Legislador. Es una muerte brutal que pone un final dramático a una escena muy bien lograda a nivel de acción y de tensión narrativa. Es, sin duda, uno de los puntos álgidos de la novela y, sin embargo, apenas me afectó la primera vez que leí la novela.

“¿Por qué?”, me pregunté al hacer una segunda lectura. Kelsier es un personaje con carisma, un genio en muchos sentidos, y el mentor que ha guiado a Vin, la otra protagonista, y al lector al mundo del Imperio Final. Kelsier mola. Pero su muerte no te deja en shock.

La magia de Sanderson es la de lograr que el lector lea lo sucedido y quede, de algún extraño modo, satisfecho. Durante toda la novela, Sanderson ha mostrado a Kelsier como un hombre falible que tiene dudas acerca de poder matar al Lord Legislador. En ningún momento se recrea en ellos, Sanderson es más sutil que eso, pero ahí están. Y cuando en su momento de máximo esplendor, Kelsier fracasa, te das cuenta de que ese era el modo en que tenían que ocurrir las cosas. Dentro del mundo de “El Imperio Final”, la muerte de Kelsier es perfecta.

Sanderson no se alarga en esa escena (aunque es gráfica) ni pretende que tenga un gran impacto (la muerte ni siquiera sucede al final de un capítulo), pero se convierte en un punto de inflexión en la historia y, cuando miras atrás y piensas en lo sucedido, no puedes evitar esa sensación de que está bien. Han matado al que podría ser tu personaje favorito de una manera cruel y tú te quedas casi contento.

Luego tenemos el otro extremo de muertes, las que suele haber en “Juego de Tronos”, especialmente protagonizadas por los Stark. Recuerdo leer el capítulo de la Boda Roja de “Tormenta de Espadas” y quedarme absolutamente horrorizado por la magnitud de lo que había ocurrido. No fui el único. ¡Y Catelyn ni siquiera me caía bien como personaje!

Debes llegar al lector

El punto fuerte de George R. R. Martin es jugar con el lector usando una versión retorcida de pornografía emocional. Sacrifica a grandes personajes (aunque en mí opinión a veces de un modo un poco gratuito o absurdo) para forzar esas muertes porque sabe que así llegará directamente a las emociones del lector.

No podría decir qué técnica es mejor. Me gusta Sanderson, pero es cierto que Martin te tiene siempre en vilo porque no sabes de qué manera seguirán empeorando las cosas. Porque seamos sinceros; las cosas siempre van a empeorar. Cada nuevo personaje acabará peor que los anteriores y llevará Poniente un poquito más cerca del abismo. Pornografía emocional negativa. No lo digo en un sentido peyorativo, Martin es un maestro en manipular al lector y hacerle sentir lo que él quiere que sienta. Eso no se consigue por casualidad.

Sanderson, por el otro lado, es un escritor más frío. No se recrea en la muerte de Kelsier (aunque es bastante gráfica) ni en las emociones del lector. Pero, aún así, a pesar de que acaba de matar de manera cruel a un personaje maravilloso, a un líder que parecía llamado a liberar su pueblo del yugo de un tirano, te deja satisfecho. Suple el factor emocional con una planificación de la historia tan cuidada, tan bien desarrollada, que apenas protestas ni te enfadas, porque logra que todo tenga sentido.

Son dos aproximaciones radicalmente opuestas en la manera de narrar, pero en las manos adecuadas, ambas funcionan a la perfección. Así que, la próxima vez que vayáis a matar a un personaje, preguntaos: ¿He preparado suficiente al lector para que esa muerte le afecte o está todo tan bien ligado que ni se le pasará por la cabeza que exista una manera “mejor” de terminar la historia?

Jordi Noguera

Jordi Noguera es licenciado en Psicología. En la actualidad trabaja como profesor y coordinador de alumnos de Caja de Letras y se encuentra inmerso en su primera novela. Ha participado en las antologías Dejen morir antes de entrar (2014), Ácronos 3 (Tyranosaurus Books, 2014) , Factoría de Autores: Fábrica de Talentos (Carlinga Ediciones, 2015), Cuentos desde el otro lado (Editorial Nevsky 2016) y Ars Mítica (Carlinga ediciones 2020). Fue también finalista del Premio Alberto Magno de Ciencia Ficción en 2014.

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