Ya has escrito tu libro, está en periodo de corrección y llega una parte que hace mucha ilusión, una parte que has esperado mucho tiempo, una parte que puede que sea decisiva, la portada. Ese momento en que las imágenes, rostros, fotogramas que se pasean en tu cabeza desde hace tiempo serán compartidos al resto del mundo a través de imágenes. ¡Por fin llega el momento de que todos conozcan el rostro de tu protagonista! Pero… ¿Cómo puedes trabajar con un ilustrador para transmitirle la imagen que tienes en la cabeza?
Los/as artistas no leen mentes
Puede que en tu cabeza la imagen sea bastante definida y, aunque hagas buenas descripciones, en la mente de otra persona puede materializarse de forma diferente por varios motivos: referencias visuales y culturales diferentes, vivencias, gustos, preferencias estéticas, etc . Lo que para ti puede resultar obvio, para otra persona puede que no. Las descripciones, cuanto más detalladas, mejor, apóyate en referencias visuales. Al trabajar con un ilustrador, no te cortes en enviar fotografías junto a tus descripciones, mencionar a actores o actrices, o la escena de aquella película. Esto ayudará a ahorrar tiempo y trabajo a ambos. Google images y Pinterest suelen ser buenos sitios donde buscar imágenes para todo.
Por poner un ejemplo, pides que dibujen a un personaje con armadura de cuero. En tu mente siempre lo has visualizado de cuero negro, de hecho, en tu obra se menciona varias veces que es negra. Si el ilustrador/a no tiene este dato, puede que la pinte de color marrón. Es mejor pasarse con las descripciones que quedarse corto.
El briefing para trabajar con un ilustrador
Como ilustradora me he encontrado muchas veces la siguiente frase: “Me gustaría que te leyeses mi novela antes de empezar a ilustrarla”. Os cuento un secreto, al trabajar con un ilustrador esto no suele hacerse. Puede que el artista sea un ávido lector, pero puede que no, o que no le guste el género que escribes o simplemente, como es mi caso, no encuentre una hora al día de tranquilidad para ponerse a leer. Los ilustradores están acostumbrados a trabajar con briefings.
¿Qué es un briefing? Un briefing es un documento donde se resume tu novela (de folio y medio como mucho), las cosas importantes a reflejar, la descripción del trabajo a realizar y las referencias visuales tomar en cuenta.
Si tu obra se va a publicar a través de una editorial, lo más posible es que el trabajo gráfico lo encargue un director de arte o editor, acorde con su línea editorial, y sean ellos los que realicen el briefing para el artista o quizás realicen el tema gráfico ellos mismos de forma interna. Pero como autor siempre puedes mandar tu briefing a la editorial para que se tengan en cuenta tus preferencias. Pero depende sobre todo de su metodología
Si vas a trabajar directamente con el artista, tendrás más control sobre la obra que se va a realizar, pero tendrás que gestionar más. Realiza el briefing y pásalo al artista, es la mejor manera de empezar la comunicación entre ambos.
Cómo suele trabajar un/a ilustrador/a
La forma más común es que después del briefing, el artista envíe uno o varios bocetos para mostrar una primera imagen, ver si la composición funciona, si los diseños son correctos y si va por buen camino en cuanto a lo esperado por el autor.
Sobre estos bocetos se plantean cambios, para llegar a la imagen esperada, o no, si los resultados son satisfactorios.
Una vez se llega al boceto aprobado, el ilustrador comienza el trabajo duro y se dispone a hacer la ilustración definitiva. Colorear, dar luces, horas de trabajo en las que luego es complicado realizar modificaciones importantes. Y finalmente se llega a lo llamado como Arte Final.
Si el trabajo se va a realizar con fotografías en vez de con una ilustración, el método es parecido, ya que el fotógrafo tendrá que montar un set, buscar localizaciones, modelos, indumentaria, etc, a no ser que se trabaje con fotografías de stock.
¿Ser controlador o dejarse llevar?
Volviendo a hablar de mi experiencia, te encuentras con autores de todo tipo. Están los que desean ver con ilusión como interpretas su obra con total libertad o aquellos que exigen fidelidad incluso en el modelo de los zapatos. Lo normal es que el ilustrador se amolde a las circunstancias en lo posible, pero mi consejo es siempre oír los consejos del ilustrador.
Puede que en mente de un autor parezca genial poner en la portada una batalla espacial con montones de naves y a la vez se vea el rostro de los protagonistas, y de fondo el planeta donde se desarrolla la acción. Suena una idea muy potente, pero para un tráiler.
En las ilustraciones estamos limitados por el formato (tamaño, espacio disponible, proporción, material, etc) y en casos como una portada hay varias cosas a tener en cuenta:
- Inclusión del título, autor y otros mensajes.
- Disposición en el punto de venta
- Percepción del comprador.
- Atraer al espectador a la compra.
Por ejemplo, está demostrado que, en una estantería llena de libros de frente, vamos a ver antes una portada que tenga un solo elemento con fondo blanco, que una ilustración con mucho ruido visual. Tras haber captado la atención del posible comprador, luego hay que convencerle de adquirir nuestra obra a través de la portada, y la estética en esto es muy importante.
Elige bien
Es raro ver a alguien que vaya a una hamburguesería pedir comida japonesa. Lo mismo ocurre con los artistas, contrátalos por su estilo y su especialización. La mayoría de los artistas tienen estilos definidos y atienden a temáticas concretas. No va a dar lo mismos resultados un ilustrador de estilo manga que uno especializado en ilustración hiperrealista. Busca al artista acorde con el estilo que quieras transmitir para evitar malentendidos. Es muy desaconsejable trabajar con un ilustrador para pedirle que imite el estilo de otro, llegando a resultar en algunos casos una falta de respeto a su trabajo. Al igual que le ocurre a un escritor. Si eliges a un artista por su estilo, porque es lo que concuerda con tu obra, la magia que surgirá de ambos será maravillosa.
Para terminar
Aunque es algo básico, nunca está de más mencionar las cosas a tener en cuenta para el trato con el arte de un libro, para evitar posibles malentendidos, que a futuros pueden dar dolor de cabeza o enrarecer relaciones profesionales:
- Negociación del precio, pago y facturación. Incluyendo tema de royalties si existiesen.
- Acreditación y visualización.
- Términos de uso de la imagen. Uso para contenidos, marketing y posible merchandise.
Una buena relación al trabajar con un ilustrador puede resultar una simbiosis muy fructífera, de la que ambas partes salgan beneficiadas, más en los tiempos de redes sociales que vivimos.
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