Hoy es un día muy especial por muchas razones, por eso cuando desde Muyjondo nos ofrecieron la oportunidad de participar con ellos en esta iniciativa, no lo dudamos. Un concurso de relatos cortos en el que nuestros alumnos tenían la oportunidad de ganar una de las portadas de Muyjondo y la visibilidad de aparecer en sus redes sociales.
Para nosotros hay pocas cosas más que nos hagan más felices que ver que nuestros alumnos dan sus primeros (y no tan primeros) pasos en el mundo editorial, ganando concursos, participando en antologías y, por supuesto, logrando publicar en solitario. Y en este sentido, no podríamos estar más contentos, porque últimamente no hacemos más que recibir buenas noticias en este aspecto, todavía quedan algunas que no se pueden hacer públicas y tenemos confianza en que muchos otros alumnos darán pronto ese gran salto. ¡Pronto vamos a necesitar una sección solo para los logros de nuestros alumnos!
Pero hoy el día se lo queremos a los dos alumnos que más brillaron en el concurso y que se han merecido estar aquí el día del libro, Alícia B. Riera y Alejandro Marín. No os vamos a desvelar mucho, con leer los relatos que han presentando entenderéis por qué no pudimos más que seleccionarlos.
Sin enrollarme mucho más, que entren los ganadores:
Alícia B. Riera, “Nuestro trato”
Sergio lleva un tiempo decaído. Siempre ha sido enérgico y optimista. Sin embargo lo único que hace desde hace una semana es ir de la cama al sofá para recorrer el camino inverso al final del día. Me preocupa, pero no puedo decírselo ni sé cómo hacérselo entender. Él no me mira, ya no. He desistido de captar su atención después de intentarlo todo, desde darle cariño hasta tirar cosas. Ni siquiera me ha reñido cuando esta mañana he tirado el vaso de la mesa y ha quedado hecho añicos en el suelo. Aún no lo ha recogido. Lo observo desde una silla del comedor. Tiene la televisión encendida y cambia de emisora de forma mecánica, no hace ni el esfuerzo por saber de qué están hablando en cada canal. Solo salta de uno a otro: dos palabras, silencio de un segundo, medio anuncio, otro instante de silencio, y así durante horas.
Este no era el trato. Se suponía que teníamos que cuidarnos el uno al otro y ahora él me ignora. Me he esforzado mucho por seguir cuidándolo, pero de verdad que no sé qué más hacer. Solo quiero que esté bien. Hace días que Santi no viene a casa, desde entonces él está así. La parte buena es que ahora estamos solos, cosa que echaba mucho de menos; pero, si la ausencia de ese chico provoca que Sergio esté deprimido, creo que prefiero que ronde por aquí. Prometo no molestarlo más, en serio. Ojalá pudiera pedirle a Santi que volviese, ojalá Sergio me mirara y recordara por qué estoy aquí.
Estoy cansado de esperar, quiero —necesito— que sigamos cuidándonos. Así que lo he decidido. Me siento en el sofá a su lado y lo llamo, pero ahora está mirando el móvil como si alguien fuese a salir de la pantalla y darle lo que sea que necesite. Es difícil comunicarse cuando no hablas la misma lengua. Intento que deje el teléfono y sin querer provoco que se le caiga de las manos e intente, sin éxito, cazarlo al vuelo.
—Necesito tiempo. Déjame pensarlo —Es la voz de Santi desde el altavoz del aparato—. Lo que me estás pidiendo supone un cambio muy grande en mi vida y… no sé si estoy preparado para decírselo a todos. Pero… decida lo que decida, te quiero, ¿vale?
—En Francia continúan las protestas por… —sigue la presentadora desde la televisión, ajena a toda la tensión que está viviendo Sergio.
Su rostro se contrae en una mueca y llora. Es la primera vez que le veo llorar en muchísimo tiempo. Me apoyo en el brazo que reposa a mi lado para acercarme a su cara, lo llamo otra vez y le golpeo el mentón con la cabeza. Me mira. Tiene los ojos rojos, pero por fin me mira. Me subo a su regazo y sigo dándole cabezazos, llamándole una y otra vez.
—Estoy aquí, puedes contar conmigo —maúllo. Sé que no me entiende, pero quiero que lo sepa, así que se lo digo de todos modos.
Intenta sonreír y, aunque no le sale, me coge cuidadosamente la cabeza con ambas manos y me devuelve el cabezazo. Me acurruco en su regazo y ronroneo. Creo que le calma porque, aunque sigue llorando, su respiración no va a trompicones. Sea lo que sea lo que le ocurre a Sergio, estaré con él y me encargaré de que mejore. Al fin y al cabo ese era el trato, ¿no?
Alejandro Marín, “Fuertepensar”
Palabras ser difícil. Siempre serlo. El Ser Grande Y Con Poder crear nosotros mucho tiempo antes. Después celebrar lo que crear con agua de reír y quedar dormido, pero no despertar. Muchas veces muchos años pasar desde entonces, pero seguir dormido. Nosotros enfadar con él, porque abandonar nosotros antes de crear palabras, inteligencia y muchas cosas.
Palabras ser difícil, sí.
Yo ser afortunado, tener mucha inteligencia. Yo ser fuertepensar. Yo crear palabras, igual que Ser Grande Y Con Poder crear nosotros y crear tierra y crear agua. Tierra y agua ser palabras que pensar yo. Yo contento.
Yo tener nombre, yo llamar Aeiou. Nombre ser bueno, nadie llamar como yo.
Yo pensar estas cosas cuando trabajar. No gustar trabajar. Entender a Ser Grande Y Con Poder cuando beber agua de reír y no trabajar más. El ser nogrande y con menospoder no dejar yo beber agua de reír cuando trabajar.
Yo ver a Cococo, hijo de Coco, hijo de Co venir a yo.
—Yo saludar tú —decir Cococo.
Yo mover cabeza arriba y noarriba.
—Saludar a tú. ¿Qué querer?
—¿No acordar? Tú pedir yo muchas cosas que necesitar palabras. Tú fuertepensar. Tú decir yo palabras noviejas para cosas que no tener palabra.
—Sí, acordar. Tú decir cosas. —Ahora ser difícil. Decir cosas que no tener palabra siempre difícil.
—Nosotros problema. Todos no saber decir… —Cococo tocar paja de cabeza—. ¿Saber tú cuando comer? Después de comer, cosas salir detrás. Necesitar palabra.
Yo pensar. No, no pensar. Yo fuertepensar. Cabeza doler, pero tener palabra.
—¿Después comer? Palabra ser descomer.
Cococo decir palabra novieja muchas veces y enseñar huesos de boca. Después golpear manos.
—¿Necesitar otra palabra?
—Sí. Sí. Sí. ¿Tú saber cuando mujer y nomujer gritar y mover en madera de dormir y mucho después salir nopollo de nohuevo?
—Sí. —Yo saber, otros hablar de eso. Yo creer que si fuertepensar mucho, mujer querer gritar y mover mucho en madera de dormir con yo—. Mmmm… Ser como pollo, nohuevo. Mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm. Palabra ser empollar.
Cococo enseñar huesos de boca y marchar. No saber agradecer todavía.
Tiempo pasar. Poco tiempo, no como tiempo que Ser Grande Y Con Poder dormir.
Nonononononononono. Yo miedo. Ser nogrande y con menospoder venir a madera de trabajar de yo. Ser grande y con menospoder trabajar en patata. Él poner huevo de patata en tierra y tirar agua. Después tirar agua. Después de tiempo esperar, salir patata. Ser Grande Y Con Poder crear solo patata, nosotros, tomate, cosasquepicarsicomer, madrepollo y sal. Nosotros comer siempre patata y pollo. Patata y huevo. Patata que solo valientes comer porque picar. Yo llamar patatabrava.
—TÚ. —Ser nogrande y con menospoder siempre fuertehablar—. NECESITAR PALABRA. QUERER LLAMAR NOSOTROS CUANDO PATATABRAVA PREPARADAS. NOSOTROS TODOS VENIR COMER. NECESITAR PALABRA. ¡NECESITAR PALABRA!
Yo miedo mucho. Muchomiedo. No poder pensar, menos fuertepensar. Agua de nobeber caer por brazosdeabajo. Oler nobien.
—Eh, eh, eh, eh, eh.
—NO GUSTAR PALABRA. NO GUSTAR EH.
Él no entender. Tener que fuertepensar. Intentar. Intentar. ¡Ya tener!
—Tú necesitar…
—NOSOTROS NECESITAR.
—Sí. Nosotros necesitar palabra. Tú necesitar señal que avisar nosotros de patatabrava. Palabra ser bravseñal.
—BRAVSEÑAL GUSTAR. BRAVSEÑAL SER BIEN.
Ser nogrande y con menospoder marchar. Yo estar con nadie.
Ahora estar bien, poder nopensar. Gustar nopensar.
A modo de reflexión
Debo reconocer que el relato de Alícia me emocionó (los relatos de rupturas tocan una fibra muy sensible) y que “fuertepensar” se ha convertido ya en un meme por derecho propio en Caja de Letras. Y no os voy a mentir, confío en que ambos serán capaces de dar el salto del que hablaba antes. Y me sentiré muy orgulloso (ya hablando a título personal) de haber estado a su lado una pequeña parte del camino.
Y ahora, disfrutad de este día como os permitan las circunstancias. A mí me gustaría pasear por la rambla de Tarragona, cotilleando libros, esquivando gente y, por supuesto, comiendo helado de rosas. ¿Cómo lo vais a celebrar vosotros?
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