Borja Alonso

Consejos para escribir horror cósmico

Trucos de escritor

Muy buenas, monstruos primigenios y seres humanos varios, en la anterior entrada, El horror cósmico más allá de la literatura, vimos varias obras que llevan este subgénero muy lejos de los escritos de Lovecraft. Hoy, vamos a profundizar aún más en el tema.

La base del terror en la literatura se basa en el miedo a lo desconocido. De hecho, casi cualquier narración, sea del género que sea, se sustenta en ir lanzando una serie de preguntas al lector que se irán resolviendo poco a poco. Además de esto, el terror tiende a enmascarar algún matiz horrible de la naturaleza humana en su narración (violencia, deseo, ambición, etc) con la intención de incomodarnos. Sin embargo, el horror cósmico se aleja totalmente de lo humano y nos lleva a terrenos más primitivos, ¡o primigenios!

«Los monstruos son reales, y los fantasmas también: viven dentro de nosotros y a veces, ellos ganan».

Stephen King

El horror cósmico y sus protagonistas fracasados

Casi todas las obras de horror cósmico se muestran desde el punto de vista de individuos normales y corrientes. Mundanos, incluso. Nada de campeones heroicos o soldados hipermusculados. Esto sirve tanto para darle al relato una capa de realismo, aumentar la empatía (aunque esta característica es prescindible) y, sobre todo, para que el lector se proyecte en los personajes como si se trataran de una especie de cáscara vacía. Los protagonistas de este tipo de relatos son incapaces de describir la fuente del horror cósmico aunque la tengan delante (y más vale que no sea así). Esto no es ningún síntoma de pereza por parte del autor y tiene como propósito “pasarle la pelota al lector”; que rellene él los huecos. A mi parecer, esta herramienta es bastante efectiva y evocadora. Al fin y al cabo, ya sabemos que en el momento que enseñas el “bicho” en su plenitud, este pierde su gracia.

Los relatos Lovecraftianos no se molestan en caracterizar a los personajes en profundidad ya que los usan para aportar el punto de vista de la humanidad ante un hipotético horror inenarrable. Ah, y si por lo que sea estos piltrafillas logran ganar a las “fuerzas malignas” (cosa que no suele pasar), lo que de verdad habrán conseguido será algo de esto:

A)   Una victoria parcial o casi inútil.

B)   Retrasar lo inevitable.

C)   Vencer, pero a un altísimo precio.

El horror cósmico no ofrece respuestas

O si lo hace, será de forma escueta y pobre. ¡O falsa! Los secretos del universo jamás son revelados o definidos en su totalidad, ya que los protagonistas raramente llegan a comprender una pizca de lo que está sucediendo, y si lo hacen, bueno… les espera una cómoda habitación acolchada. Extraño, ¿verdad? Casi todas las historias avanzan conforme nos van dando información nueva para, hacia el final, cerrar la trama principal y terminar de completar el puzzle en su totalidad. En el horror cósmico esto no pasa:

A)   Nadie te va a explicar la “verdad”. ¡Ni falta que hace!

B)   Probablemente no se llegue a cerrar la trama principal. (La cósmica, se entiende)

Entonces, ¿dónde está la gracia? Ahh, amigos, lo primero que hay que decir es que parte del chiste del horror cósmico está en dejarlo a la imaginación. Más que nada, porque técnicamente no deberíamos de poder explicarlo. Esa bendita ignorancia se refleja en los personajes y se ha convertido en un rasgo del subgénero, algo meta, incluso. Lo segundo es que no cerrar una trama chulutiana no implica que no puedas hacerlo con otras tantas. De hecho, este tipo de historias en realidad son una excusa para plantear y responder otras preguntas más profundas y aterradoras. ¿Cómo reaccionarías si fueras consciente de que la tierra va a ser devorada por un ente alienígena en un par de días? Bien, pues Hellstar Remina, el excelente manga de Junji Ito, precisamente nos plantea esa cuestión.

No hay ni buenos ni malos

Aquí no hay espacio para luchas arquetípicas entre el bien y el mal, más que nada, porque el Bien y el Mal están muy alejados de la escala de valores que pueda tener cualquier criatura innombrable cutuliana. Esta idea hace que los relatos de horror cósmico se salgan de estos tópicos tan manidos y maniqueístas, lo cual es refrescante… ¡y bastante horrible!

El conocimiento es una maldición

Tal y como comentamos en la anterior entrada, el horror cósmico choca contra la idea de que el conocimiento es algo deseable y necesario. Pero esto no es un canto a la idiotez o la ignorancia, lo que ocurre es que este tipo de relatos son tan nihilistas que llegan a defender la idea de que ni siquiera merece la pena luchar para entender, doblegar o evitar los horrores que se presentan ante los personajes. En los relatos de Lovecraft no es tanto la ausencia de respuestas claras lo que causa terror a los protagonistas, sino el hecho de que llegan a ser conscientes de que no tienen ninguna posibilidad de realizar un mínimo cambio en el vasto, indiferente e incomprensible universo que los rodea. No son nada.

Las raíces del horror cósmico son muy profundas

Y es que esta movida ya viene de lejos. Tan lejos como, por ejemplo, el miedo que podría llevar a una tribu perdida en una isla volcánica del caribe a inventarse un dios-volcán, darle motivaciones humanas y un cuerpo antropomórfico. Supongo que es mucho más fácil aceptar que una erupción cataclísmica es a causa de haber fallado el sacrificio divino de los domingos, en vez de asumir que esa islita y todos sus habitantes estaban condenados a acabar sepultados bajo un metro de lava. 

«El universo no fue hecho a medida del hombre; tampoco le es hostil: es indiferente».

Carl Sagan

En definitiva, el horror cósmico no es simplemente el miedo a un bicharraco tentacular devorador de almas (que también, ojo), sino que está relacionado con la desolación que nace al entender que el universo es inabarcable, vacío y lleno de horrores desconocidos. Luego claro que tenemos alienígenas, tentáculos, sectarios, maldiciones, detectives y toda esa mandanga, lo cual le da mucho sabor al subgénero, he de decir.

¡Y con esto me despido, mis primigenios amigos! Estos días seguiré dándole vueltas a Lovecraft y puede que tire un dado para ver si ver si me animo a seguir escribiendo sobre el tema o vuelvo a los artículos humorísticos. Hasta entonces, nos leemos.

Borja Alonso

Borja Alonso Alonso (Remolinos, Zaragoza, 1989) se define como el auténtico fracaso renacentista. Químico, nutricionista, polifriki, cocinero y funcionario. En sus ratos libres escribe en Caja De Letras y Relatosymentiras, y a veces, la gente le lee. Primer premio en Diversidad Literaria (Antología de primavera, 2018), Librería París (Navidad, 2019) y FreakCon de Málaga (Relatos de fantasía, 2020). Autor en las antologías ShowYourRare y #OrgulloZombi. En Julio del 2020 publicó su primera novela corta, «Grumo y Mosquito».

2 Comentarios

  1. Juan Garcia

    Pero que buen artículo , masticadito, para que cualquiera lo pueda entender , me gusto mucho , felicidades por tan informativa publicación

    Responder
    • Borja Alonso Alonso

      ¡Muchas gracias! Espero que los consejos te ayuden. Por mi parte, los he puesto en práctica con una novelette. A ver si cuaja el asunto =)

      Responder

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