Hoy os voy a hablar de uno de esos conceptos que a mí me gustan; el crossmedia. Pero ya os avanzo que si os consideráis muy puristas de la literatura, probablemente os horrorice. Y para ello voy a aprovechar para hablaros de «El largo viaje a un pequeño planeta iracundo», de Becky Chambers, publicado recientemente por Editorial Insólita.No os mentiré; llevaba tiempo con ganas de hablar de una de las lecturas que más he disfrutado en lo que llevamos de año. Para mí fue «amor a primera reseña». Me la vendieron diciéndome; «si te gustaron Firefly o Farscape esta novela te encantará».
Comparaciones y expectativas
Una buena recomendación puede ser el motivo por el que te compras un libro. A veces, sin embargo, eso juega en contra del autor y del propio lector. Con una recomendación potente te creas expectativas. Si te comparan una novela con dos de tus series favoritas, vas a esperar mucho de ella.Tengo, por ejemplo, una deuda pendiente con «La quinta estación» de N. K. Jemisin. Me la recomendaron como lectura de ciencia ficción. Y precisamente por eso la dejé a la mitad. No porque fuera una mala novela, ni mucho menos. Simplemente no era lo que esperaba.Por eso decía que las expectativas pueden jugar en tu contra; pueden hacerte perder rápidamente el entusiasmo de una obra, independientemente de lo buena o mala que sea.
Crossmedia
Pero yo os quería hablar de «El largo viaje a un pequeño planeta iracundo». En mi artículo anterior os hablaba de las referencias y de la nostalgia. Becky Chambers hace en su novela algo más interesante (a mi parecer, al menos); toma prestado de otro medio. Precisamente en eso consiste el crossmedia, en utilizar recursos de un género en otro distinto.No es algo nuevo, por supuesto. La narrativa ha aprendido mucho del teatro, de la poesía o del cine. Lo que no había visto antes es utilizar con tanto acierto algunos recursos que solo parecían funcionar en televisión.Empecemos por el principio, ¿qué es lo que coge de la televisión? Las series de televisión suelen tener una trama central más o menos importante y se componen de episodios. Estos episodios respetan la trama central, aunque a veces no la hagan avanzar demasiado. Y suelen tener algún tipo de trama «propia», que funciona de manera autoconclusiva. Hasta ahora no os he contado nada nuevo, ¿verdad?Algo interesante que suele ocurrir en las series, sobretodo en las antiguas, es que a menudo los episodios tenían unos personajes como protagonistas mientras que descuidaban otros. La razón de eso era puramente práctica, se rodaban varios episodios a la vez y los actores no podían estar en todas partes. Crear episodios «temáticos» de un personaje facilitaba el trabajo. Y tenía un efecto secundario muy interesante a nivel narrativo; permitían hacer crecer a dicho personaje.
Becky Chambers y el Crossmedia
Lo que hace Becky Chambers en «El largo viaje a un pequeño planeta iracundo» es utilizar esa estructura narrativa. El viaje, al contrario que el de «Las estrellas son legión», es la trama central de la novela. Cada capítulo de la novela funciona como un episodio televisivo; aunque comparten esa trama, cada uno cuenta un evento autoconclusivo. En estos capítulos normalmente se desarrolla a uno de los personajes o, todavía mas satisfactorio, una de las relaciones entre los diversos personajes.»El largo viaje a un pequeño planeta iracundo» se basa en las relaciones entre los personajes, en sus diferentes culturas, en sus motivaciones, en sus deseos y en sus secretos. Cada capítulo es una pequeña pieza del relato coral que crea, manteniendo un buen ritmo y ofreciendo situaciones nuevas sin caer en el «procedimiento» que lastra «Las estrellas son legión».Para ser una historia esencialmente simple; el viaje de la tripulación de un punto a otro de la galaxia, funciona maravillosamente gracias al mimo con el que se trata a los personajes, la atención a los pequeños detalles y las relaciones que, seamos sinceros, a menudo se ahogan en las tramas «importantes».Para mí esa es la virtud principal de «El largo viaje a un pequeño planeta iracundo», coge algo que nos permite enamorarnos de una serie de televisión y descubre cómo trasladarlo con éxito a una novela. Es una lección valiosa porque estoy seguro que hay muchos trucos esperando todavía a ser descubiertos. Y que hay mucho de otros medios que podemos aprender a aprovechar.
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