Hace pocas semanas salió publicado Cuando fuimos primavera (Editorial Maluma S. L.), mi nuevo poemario. Se trata del segundo volumen de la serie que inicié con Mi amor de invierno, en la que utilizo las estaciones del año como hilo conductor para retratar el amor romántico en diferentes momentos y estados.
¿Qué significado tiene «la primavera» en este libro?
La primavera de la que hablo en este poemario es una metáfora nostálgica de la juventud que quedó atrás, del tiempo perdido y de esos amores efímeros que, igual que las flores, nacen y mueren en un suspiro, transformándose en «confeti vegetal». También he incluido poemas que hablan del inicio del enamoramiento, de esos primeros momentos de una relación en la que todo es nuevo y emocionante, en la que todo parece eterno.
¿Cuál fue el proceso de escritura de Cuando fuimos primavera?
Ha sido un proceso muy distinto al del poemario anterior. Con Mi amor de invierno recogí un grupo de poemas que ya tenía escritos, a los que les veía puntos en común, y los agrupé bajo el paraguas de la estación invernal, pero, en el caso del nuevo libro el proceso fue el contrario: partí de cero.
En primer lugar, me planteé escribir un poemario que continuara la serie de las estaciones (mi intención es escribir un poemario para cada una de ellas) y que, en este caso, tuviera la primavera como referencia, así el primer paso fue plantearme qué era para mí la primavera, con qué conceptos podía definirla y qué la caracterizaba.
Después, me puse a elegir qué imágenes quería incluir en el libro y de qué aspectos quería hablar. Empecé haciendo una lluvia de aquellas palabras que para mí identificaban la estación: luz, efímero, vida, flores, renacer, exaltación, exuberante, belleza… La lista fue larga y rápidamente identifiqué esa nostalgia, ese desencanto que me iba a servir de conexión con los versos del poemario previo. Algunas de esas palabras destacaron por encima de las demás, tanto que decidí incluirlas al principio del libro de forma manuscrita, para intentar transmitir la esencia de ese primer momento de creación, de ese germen del libro que la persona lectora podrá conocer cuando lo tenga en sus manos.
Partiendo de esas pistas iniciales, dibujé esa primavera nostálgica por el tiempo pasado, por los amores efímeros, por los amores perdidos, por aquellos que apenas duraron pero que fueron de gran intensidad…, y con todo ello empecé a escribir los versos.
¿Cuáles son las características del poemario?
Los poemas de Cuando fuimos primavera son breves y concisos. Siempre intento contar lo máximo, una historia completa, con el mínimo número de palabras, para crear un impacto mayor.
Al igual que en el anterior poemario, no cuento una historia, no hay un argumento ni los poemas están entrelazados entre sí. El único nexo es el amor romántico que es el hilo invisible que atraviesa la serie: las relaciones amorosas en diferentes estados, desde el flechazo, el amor correspondido, la aparición de la distancia o la ruptura y su dolor.
Cuando fuimos primavera, a diferencia del anterior volumen, no lo he dividido en partes para agrupar los poemas según temática, sino que he dejado que se entremezclen de forma libre, alternándolos sin más criterio que la diversidad de temas, tonos. y, sobre todo, palabras. Además, los poemas ilustrados van marcando la pauta del avance del libro.
Para cerrarlo quise de nuevo incluir palabras manuscritas, unos versos en este caso, para darle un toque muy personal.
Además de mis versos, este poemario incluye un diseño excepcional. Los poemas se complementan de forma orgánica con significativas ilustraciones realizadas por mi hermano, el diseñador Carlos Ruiz Gallardo, que los enriquecen y les aportan nuevos matices.
¿Y la portada?
La imagen de la portada de Cuando fuimos primavera es la representación perfecta de dos conceptos importantes de esta estación: la belleza exuberante de los árboles y plantas en flor y, por otra parte, lo efímero de esta floración. Ningún ejemplo mejor que un almendro o un cerezo, cuyas flores anuncian el cambio estacional y nos seducen con su belleza, pero que duran un suspiro. Así, se ha plasmado en esta portada un cerezo que ya está perdiendo los pétalos de sus flores, en una evocación a esa nostalgia de lo perdido, de ese momento que ya no volverá, de Cuando fuimos primavera…
Permitidme terminar este artículo con el poema que aparece en la contraportada y que tan cercano está a esta imagen.
Rosadas exuberantes
flores de cerezo, efímeras
como tus promesas:
confeti vegetal
al primer soplo de viento.
Espero que disfrutéis de estos versos y de esta primavera tan personal.
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