Cuentos ilustrados
Ahora nos vamos a centrar un poquito más en la figura del álbum ilustrado ya que el libro ilustrado no tiene más vuelta de hoja, simplemente es ilustrar las acciones que en él se describen en determinadas páginas.
¿Qué podemos hacer con el álbum ilustrado? El procedimiento es parecido pero un poco más complejo ya que hay que adaptar el texto a la ilustración, lo que no sucede con un libro ilustrado.
Hablaremos más tarde del proceso a seguir para esta adaptación, ahora vamos a empezar por el principio, que es la historia en sí.
Caperucita Roja, Charles Perrault
¿Qué historias podemos adaptar en los cuentos ilustrados?
Bueno, lo más sencillo es empezar a trabajar con cuentos tradicionales que ya están escritos y que todos conocemos ya que, al sernos más familiares nos resultará más fácil trabajar con ellos. Además, estos cuentos tienen una ventaja, y es que si hace más de 70 años del fallecimiento del autor no hay que lidiar con el engorroso tema de los derechos de autor, aunque, para más seguridad, aconsejamos consultar la web del Proyecto Gutemberg donde se encuentran todas estas obras de forma gratuita.
Otra opción que tenemos es trabajar en equipo con otra persona, con lo cual hay dos autores: por un lado,+ el autor del texto y por el otro el autor de las ilustraciones. Actualmente esta es la fórmula más ultilizada, aunque hay casos en los que una sola persona realiza ambas tareas per no suele ser lo habitual.
Ejemplo del mismo autor para texto e imágenes Ejemplo de cuento ilustrado en el que el texto es obra de un autor y las ilustraciones de otro
¿Qué quieres contar en tus cuentos ilustrados?
Una vez tenemos claro de dónde vamos a sacar la historia, hay que plantearse qué tipo de historia queremos contar. Para esto, nos fijaremos en la clasificación Aarne-Thompson:
I. Cuentos de animales:
Pues como su nombre indica, toda clase de cuentos donde haya animales, como por ejemplo, «Los Tres Cerditos»
Dentro de esta clasificación también entran los cuentos donde el humano se relaciona con los animales como por ejemplo «Pedro y el Lobo»
II. Cuentos folclóricos ordinarios:
Aquí entrarían los que en el vídeo denominaba como «maravillosos», los que están dentro de la fantasía y el folklore de cada región. Hay adversarios sobrenaturales, tareas sobrenaturales, objetos mágicos, hechizos, magos…
Dentro de esta tipología también estarían los cuentos religiosos como las historias sacadas de La Biblia.
Hacer una mención especial dentro de este apartado a los denominados «Cuentos de Ogro Estúpido» donde una criatura sobrenatural, siendo el villano de la historia, es vencido por un adversario más inteligente.
Esta es una historia sobre ogros y aunque no tengo muy claro hasta qué punto hay un ogro estúpido es una historia que recomiendo.
III. Cuentos humorísticos:
Chistes, historias graciosas, anécdotas… Esta clasificación es para todos aquellos cuentos que entren dentro del apartado de la comedia.
IV. Cuentos de fórmula:
En el vídeo os hablaba de los cuentos acumulativos que están dentro de este apartado. ¿Qué quiere decir que un cuento sea de fórmula? Pues que importa más la forma que la historia. En el ejemplo que os ponía antes del elefante, la historia no es muy relevante, sin embargo, lo que importa es lo que se va acumulando sobre ella.
Pongo aquí como ejemlo «La Princesa de Trujillo», donde constantemente se pregunta «¿Y esto qué es?» para relacionar los nuevos elementos con los que ya han aparecido, por ejemplo: ¿Y esto qué es? Este es el gato que pilló a la urraca que robó el anillo de la Princesa de Trujillo… ¿Y esto qué es? A cada nueva imagen, un elemento nuevo aparece y la retahíla se va haciendo más larga.
Hay un último apartado para historias sin clasificar que, aunque parezca que no hay historias que no se puedan meter dentro de estas categorías ya mencionadas, las hay.
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