Decidir el género gramatical de las palabras es una cuestión que puede darte muchos dolores de cabeza. Existen multitud de palabras que admiten ambos géneros y su significado no cambia: el/la quiche, el/la azúcar, el/la blazer… Pero estas dudas se convierten en un verdadero problema cuando esa variación de género gramatical implica también un cambio de significado: el/la dote, el/la editorial, motriz/motor… ¿Quieres aprender más sobre estas palabras tan particulares?
Cuando la variación de género gramatical no implica cambio de significado
Puede que pienses que apenas hay palabras que admitan esta variación. Pues nada más lejos de la realidad. Tenemos, por ejemplo, muchas palabras relacionadas con la comida y la cocina. Podemos llamar a esas apetitosas tortitas rellenas el o la crep. Y el papel para hornear podemos buscarlo en el supermercado como el o la papillote. El aguardiente ruso, popularmente conocido como el vodka en español, también puede convertirse en la vodka. Por no hablar de la sartén, que en muchas regiones de América y España es el sartén.
Las prendas de vestir también muestran bastante tendencia hacia este doble género. Ya no hace calor y seguro que has dejado en el desván el/la bermuda o los/las bermudas y el/la biquini (se usa como femenino especialmente en Argentina). La prenda femenina de piel o de plumas puede ser el/la boa. Y seguro que, si te gustan las chaquetas, en tu armario tienes un/una blazer.
Campos especializados como la medicina, donde podemos padecer un/una aneurisma. Y también tenemos, en el catálogo de enfermedades, el/la reuma (o reúma) y el/la tortícolis. También es ambiguo en cuanto a género el/la tiroides, el/la cérvix, el/la enzima, el/la esperma… Y, por supuesto, si algún día tienen que hacerte un/una TAC, tampoco dudes sobre su género gramatical.
Hay otras palabras mucho más modernas, de la tecnología, cuyo género un día desconocíamos. Y, por eso, hoy admiten ambos géneros: el/la internet, el/la wifi, el/la macro… También, cómo no, si tienes la edad suficiente, igual un día te preguntaste: ¿es el radio o la radio? Pues, para tu satisfacción te diré que ambas son correctas, así que siéntete libre de usar la que más te guste.
El género gramatical de las palabras: cuando el femenino y el masculino representan diferentes realidades
Las palabras que hemos visto hasta ahora son una apuesta segura: las escribas en masculino o femenino, lo estarás haciendo bien. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando la alternancia en el género gramatical de las palabras implica variación de significado? Vemos cuáles son algunos de estos sustantivos:
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El dote/La dote. «Dote» es un nombre ambiguo, podemos usarlo, en singular, en masculino o femenino cuando significa ‘Conjunto de bienes y derechos aportados por la mujer al matrimonio, que tiene como finalidad atender al levantamiento de las cargas comunes y que le deberá ser devuelto una vez disuelto aquel’. Pero hemos de tener en cuenta que cuando significa ‘En el juego de naipes, número de tantos que toma cada jugador para saber después lo que pierde o gana’ debe ser masculino y que cuando significa ‘Excelencia, prenda, calidad o capacidad apreciable de alguien’ debe ser femenino.
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El editorial/La editorial. Este sustantivo puede ser usado en masculino o en femenino, pero hemos de tener en cuenta que el significado cambia según el género usado. En femenino, significa ‘Casa editora’. Y en masculino, ‘Artículo no firmado que expresa la opinión de un medio de comunicación sobre un determinado asunto’.
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Motriz. Adjetivo, parece que se extiende la costumbre de tratarlo como un adjetivo inmovilizado en cuanto al género. Pero no lo es. Debemos recordar que «motriz» es la forma en femenino, cuyo masculino es «motor». Así, no podemos decir lo siguiente: *El generador funciona gracias al impulso motriz del mar.
Palabras que varían de significado según el género hay muchas: el margen/la margen, el orden/la orden, el frente/la frente…
Cómo trabajar el conocimiento sobre la categoría gramatical de las palabras
¿Qué consejo podemos dar para no cometer errores de este tipo? Consulta siempre tu diccionario de cabecera, y no olvides acudir a las abreviaturas para saber si con esa acepción se usa el género masculino (m.) o femenino (f.). Y si ya quieres dominar la categoría gramatical de las palabras como especialista, reserva una parte de tu cuaderno de corrección para anotar las palabras más problemáticas con las que te hayas enfrentado. Poco a poco, conformarás un corpus que podrás usar como guía cada vez que vuelva una duda que ya resolviste un día. Puedes aprender a usar estas herramientas en nuestro curso de corrección profesional.
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