Mis disculpas, como siempre, por tener abandonada la sección por una temporada pero lo prometido es deuda y vuelvo para contar el argumento de la novela que ocupó toda mi atención en el artículo anterior: “La historia de Genji” o, en su lengua originaria, Genji Monogatari.
Como ya habíamos apuntado anteriormente, esta novela está ambientada en la era Heian(794-1185 d.c.) y debemos pensar que lo que se estaba viviendo allí era muy distinto a nuestra Edad media de aquella época como ya comenté en el anterior artículo.
El argumento de Genji Monogatari
Genji era el hijo de una concubina, en teoría un príncipe que nunca heredaría el trono por no ser el hijo de la primera esposa y, sin embargo, era el favorito de su padre. Su nombre, Hikaru (brillante), lo describe como alguien hermoso, inteligente, perfecto… vamos, cualquiera podría pensar que es una Marysueen toda regla en una primera instancia, pero no lo es, al menos no para las reglas morales budistas tan presentes en esta obra.
¿Qué sucede? Bueno, esto le va a perseguir casi toda la obra: Cuando Genji tiene unos 10 años aproximadamente, su padre se vuelve a casar con la princesa Fujitsubo que en aquel momento tenía tan solo 14 años. Él se enamora perdidamente de ella y se pasa media vida atormentándose porque es un amor que no puede tener… o sí.
Entre tanto, Genji crece, se convierte en un príncipe guapísimo y maravilloso que levanta pasiones en la corte. Recordemos que si de pequeño ya era brillante, al crecer el brillo se le multiplica con el tamaño del cuerpo. Sin embargo, al chico lo casan con 15 años con una dama, hija de un ministro, que esperaba desposarse con un príncipe de más alto rango. Curiosamente su propia esposa no sabía apreciar lo que tenía en casa a pesar de que el hombre, se esforzaba en ganarse su amistad.
¿Y qué hizo Genji? Pues nada, el hombre pensaría “este cuerpo brillante necesita que le den brillo” y a eso se dedicó.
Uno de los principios del budismo es que tener una ambición en concreto (como la de hacer suya a su madrastra), te hace perder la perspectiva y tropezar una y mil veces en el camino. Otra de las teorías es que tener demasiados apegos terrenales en esta vida te hace más difícil un peor tránsito a otras vidas y por lo tanto a la reencarnación.
Por todo ello, la moraleja de la historia es que la vida “disoluta” de Genji sólo le trajo desgracias que se fueron produciendo una detrás de otra hasta su caída.
Otra curiosidad de esta novela es el punto de superstición que siempre tuvo la cultura japonesa y que también está aquí reflejado. Actualmente ves a la gente utilizando amuletos de la suerte y acudiendo a los templos para obtener toda clase de bendiciones, simplemente por superstición. Bueno, pues si en pleno siglo XXI aun se cree que llevando un paquetito de tela con una oración dentro vas a aprobar un examen o estás libre de accidentes de tráfico, imagínate lo que se podía maquinar en aquella época.
Si creíais que las brujas era cosa de occidente, quiero sacaros de vuestro error, aquí en esta novela también hay una mujer culta con la que se reúne Genji para tener susaffairs y poder hablar de poesía y libros con alguien que medianamente le entendiera, pero que es considerada por ello como una bruja que ha maldecido a la mujer del príncipe ya que es un obstáculo para que no estén juntos.
A todo esto, en medio de todo, la actividad frenética de Genji no para, porque ha dejado embarazada a su mujer… pero también a su madrastra. La cosa es que el niño lo hacen colar como hijo del padre en vez de hijo del hijo… (sí, qué lío).
Pero, después de la maldición de la supuesta bruja, aquí empieza a morirse todo el mundo, primero el emperador, lo cual era natural porque la gente cuando ya tiene una edad, es lo que sucede. Lo que ya no era tan normal y lo que hace sospechar, fue la muerte de una de las amantes de Genji y él también se pone malísimo, a todo esto… y para rematar, la mujer se muere en el parto y ahí queda el príncipe con dos criaturas.
¿Cómo es que queda con las dos criaturas? Pues es que antes de morir, el padre le había pedido que se hiciera cargo de su vástago y fuera su tutor. El otro, en vez de hacer lo propio, por que claro, los hombres no hacían esas cosas en aquellas épocas y además tenía que seguir dándole brillo al cuerpo, metió al niño en un templo respetable donde, oh, casualidad, conoció a una niña muy guapa y que le cayó muy bien que se llamaba Murasaki… pero vamos, pura casualidad.
Vamos, que después de esta escalada de defunciones, comienza el declive del príncipe al que destierran por una mezcla de gafe, inmoral y… bueno, en realidad son excusas, todo es un tema de quitarse de en medio a un posible obstáculo en la escalada al poder, aunque a Genji lo único que le importaba era… lo que le importaba que creo que ha quedado claro en todo el texto anterior.
Total que lo destierran y cuando dice que se va, qué casualidad que es Murasaki quien dice que le va acompañar en su destierro y que nunca lo abandonará.
Aquí va muy resumido el argumento del libro que os expongo ya que tengo entendido que muchas personas han intentado leerlo y no han podido.
También es cierto que es mi interpretación, que quizá haya otras, no lo niego, porque es un libro complicado, un libro que los mismos japoneses necesitan un diccionario adaptado para acercarse a su lectura.
De todos modos, como ya he señalado, la obra es tan importante que cuenta con su versión manga y anime, por lo que es posible leerla también de un modo sencillo en cualquiera de estas opciones… Ah, sí, hay una película, pero no sé si cuenta con subtítulos en castellano.
Espero que os haya gustado el artículo de hoy y disculpad nuevamente mi tardanza.
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