En los últimos artículos os he hablado de la premisa y de la idea controladora. Hoy, os voy a hablar de otro concepto vital a la hora de ponernos a escribir; el incidente incitador.Podemos definir el incidente incitador por como el disparador de la historia, el punto de partida en el que un protagonista se ve envuelto directamente en el conflicto.
El equilibrio roto
El incidente incitador es un evento, un suceso, que parte de un concepto muy sencillo. Antes de que ocurra, la vida del personaje se encuentra en un cierto equilibrio. Puede tener carencias y necesidades, puede tener planes y deseos, pero en general podemos decir que el protagonista tiene claro cómo encargarse de todo ello. Tiene una rutina. En ese momento sucede el disparador de la historia; algo que rompe el equilibrio del que disfrutaba.Aquí hace falta dejar claro, antes que nada, dos conceptos. El primero es que esa ruptura del equilibrio debe ser significativa para el personaje y poner su vida patas arriba. Esto no significa que deba ser una gran catástrofe o algo muy dramático, en muchas ocasiones funcionará mejor si se trata de algo personal o íntimo. Por ejemplo, una ruptura o un despido son importantes para la persona a la que afectan, pero difícilmente diríamos que es una desgracia para el resto.El segundo concepto vital para desarrollar el incidente incitador es que éste debe estar relacionado con el conflicto de algún modo. Puede ser que haya ocurrido a causa del conflicto. Puede ser que arrastre al personaje hacia él. En cualquier caso, lo que no debemos permitir es que este disparador sea independiente del conflicto y de la trama central, porque entonces lo estamos enfocando mal.Un ejemplo de esto; el diagnóstico de cancer de Walter White en Breaking Bad. No es una desgracia para todo el mundo aunque, por supuesto, afecta al protagonista y a su familia. Pero, como ocurre en la vida real, los demás siguen adelante. Y, aunque el cancer no está causado por el conflicto central, sí tiene como consecuencia directa que Walter decida empezar a traficar con drogas.
Las consecuencias del incidente incitador
Como hemos dicho el incidente incitador aboca la vida de un protagonista al desequilibrio. La consecuencia directa de esto es que el resto de la historia el objetivo básico del personaje será recuperarlo. Para hacerlo, por supuesto, deberá encontrar una solución al conflicto en el que se verá envuelto y, en mayor o menor medida, su idea de «recuperar el equilibrio» irá evolucionando.Por ese motivo, el desequilibrio provocado por el disparador de la historia no puede solucionarse hasta que el conflicto central quede cerrado.De hecho es crucial que esa sensación de «desequilibrio» no sea solo una condición inicial para poner las cosas en marcha y luego nos olvidemos de ella. Es muy común, por ejemplo, que una historia de fantasía empiece con la muerte dramática de todos los habitantes de un pueblo, salvo el afortunado o la afortunada protagonista. Y que eso posteriormente no vuelva a usarse el resto de la obra. Perdemos, así, una gran oportunidad de darle profundidad al conflicto a través de cómo se relaciona con el incidente incitador y sus consecuencias directas.
La (segunda) escena más difícil
Se suele decir que el clímax es la escena más complicada de planificar y escribir. La segunda es el incidente incitador. Pensad en todo lo que implica; el lector debe tener un buen conocimiento del mundo, de los personajes y de su situación, suficiente para que en el momento que el disparador salte, comprenda al instante lo que eso significa para ellos. Es una escena crucial que debe funcionar, igual que el clímax, como un preciso mecanismo de relojería.Si tenéis dudas sobre cómo trabajar el incidente incitador, es uno de los temas a los que dedicamos varias clases en nuestro curso de Narrativa II.
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