Abril es el mes más cruel, criando
lilas de la tierra muerta, mezclando
memoria y deseo, removiendo
turbias raíces con lluvia de primavera.
El invierno nos mantenía calientes, cubriendo
tierra con nieve olvidadiza, nutriendo
un poco de vida con tubérculos secos.
T.S. Eliot, poema nº 12 (fragmento), La tierra baldía
“La tierra baldía” es uno de los poemas más importantes de la literatura inglesa del siglo XX, considerado la obra cumbre de su autor, el poeta T. S. Eliot. Fue publicado en octubre de 1922, en el Reino Unido, en el primer número de la revista The Criterion, en la que el poeta escribió durante muchos años.
¿Cuáles son las características de esta composición?
Esta larga composición (consta de 434 versos) es vanguardista, escrito con un lenguaje novedoso lo que supone una dificultad para muchos lectores a la hora de interpretar el poema. Está repleto de enigmas, como referencias al Grial o a los arcanos del Tarot, misterios de los que el propio autor habló en una posterior edición anotada (de la que se arrepintió, ya que si hay que guiar mucho al lector es que el mensaje del texto no ha llegado). En el poema, Eliot utiliza siete lenguas diferentes y juega con la métrica, la rima y el estilo a su antojo, pero no por ello deja de ser una composición con una estructura sólida y coherente, perfectamente articulada, como, por ejemplo, las Coplas por la muerte de su padre, de Jorge Manrique.
En palabras de T. S. Eliot…
Tras el gran éxito del texto, y las múltiples y diversas críticas recibidas, el autor dijo:
“Varios críticos me han hecho el honor de interpretar el poema en términos de una crítica al mundo contemporáneo; de hecho lo han considerado como una importante muestra de crítica social. Para mí supuso solo el alivio de una personal y totalmente insignificante queja contra la vida; no es más que un trozo de rítmico lamento”.
¿De qué trata La tierra baldía?
Este poema fue una especie de réquiem por un mundo destrozado tras la Primera Guerra Mundial y, también, una metáfora del propio matrimonio en crisis del escritor. La primera parte, que comienza con las dos estrofas que encabezan este artículo, y cuyo primer verso es el más conocido, se inicia con la idea de enterrar a los muertos durante el mes de abril, al que denomina, por esta razón, el «mes cruel». Abril es el mes que presagia la vida, que celebra el amor y que llena de luz los días, que trae lluvia a los campos y, con ella, el renacimiento de la naturaleza. Abril viene armado con la fuerza de la primavera y, en medio de esa explosión de vida, hay que despedirse de los seres amados y enterrarlos en la tierra, en esa misma tierra que empieza a despertar tras el largo invierno.
Se puede interpretar el poema de Eliot como un giro de la visión tradicional de la primavera como estación de luz y renovación vital y la transforma en recordatorio de la pérdida, el dolor y la muerte.
¿Cómo podemos interpretar el poema “Abril es el mes más cruel” hoy?
Dejando a un lado la época en la que fue compuesto y su claro referente, el mensaje del fragmento que he seleccionado sigue llegando con tanta fuerza como cuando fue escrito.
El dolor de una pérdida es como un infinito invierno que cala hasta lo más profundo del corazón y no hay primavera capaz de sanarlo. Para el que ha perdido a alguien amado, abril es, efectivamente, un mes cruel, porque ¿cómo se atreve la vida a seguir adelante si los nuestros se quedaron atrás?
“El invierno nos mantenía calientes cubriendo/ tierra con nieve olvidadiza, nutriendo/ un poco de vida con tubérculos secos.”, dice el yo poético en el inicio de la segunda estrofa, subrayando ese sentimiento de hibernación que proporciona la estación más fría, que anestesia el corazón ante el dolor y mantiene las constantes vitales mínimas para seguir con vida, pero sin vivir de verdad. El despertar a la vida que trae consigo abril solo traerá, por tanto, sufrimiento.
Sin duda alguna, Eliot supo captar, en este magnífico poema, la esencia del dolor de la pérdida de una forma tan desnuda y profunda, que para siempre abril será el mes más cruel.
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