Pablo Terol Orozco

Juego de Tronos en Sevilla: lo más destacado

Eventos literarios

La semana pasada se celebró en Sevilla el I Congreso “Juego de Tronos desde las Humanidades”. Medievalistas, economistas, lingüistas y otros expertos en diversas materias vinieron desde medio mundo para reunirse en nuestra ciudad. Sin duda, el evento hispalense ha sido todo un golpe sobre la mesa para reclamar el reconocimiento académico del género fantástico. Como fenómeno cultural, como renovación de la antigua épica, la saga de George Martin fue analizada desde toda clase de perspectivas; con un profesorado joven (y no por ello menos cualificado), y en un ambiente bilingüe en pos de la inclusión entre un público muy diversificado.Algunos piensan que la literatura fantástica, y la cultura popular en general, no tiene cabida como disciplina de estudio universitario; pero, cada vez más, nuevas generaciones están tomando el relevo, y tienen mucho que decir al respecto. El congreso fue potente, con ponencias y comunicaciones que fueron desde temas traductológicos hasta el impacto turístico de la serie. Para no sobrecargaros, hoy me gustaría resumiros los puntos más directamente relacionados con la narrativa de la saga. Esta es mi selección personal de los temas más destacados.

Juego de Tronos en Sevilla, la historia llevada a la fantasía

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El “worldbuilding” en Canción de Hielo y Fuego fue uno de los temas centrales del congreso. Martin siempre ha admitido que usa fuentes históricas para insuflar credibilidad a su mundo; y por ello, cuando ha tocado filmar la serie, a menudo se ha recurrido a localizaciones con gran patrimonio histórico como Andalucía.La profesora Carolyne Larrington de Oxford calificó la fantasía épica como una tendencia “neomedievalista”. Una visión posmoderna y romántica que reimagina los tiempos antiguos bajo una perspectiva utópica. Por ejemplo, Martin admitió haberse inspirado en el Muro de Adriano para su Muro helado que separa el reino humano del mágico norte… Con la diferencia de que la muralla de Poniente es “tres veces más larga, de setecientos pies de alto y está hecha de hielo”.Esa es la idea que enfatizaban Larrington y el resto de ponentes: ya sabemos cómo fue la historia, pero la imaginación no está limitada por la realidad. Ya los escritores románticos se sintieron atraídos por la idea de un pasado místico y sobrenatural. Pero la fantasía moderna va más mucho más allá. Todo se entremezcla: Lannisport es el feudo de los Lancaster; la ciudadela de Antigua, con su biblioteca y su faro, es una Alejandría reinventada; Dorne es Al-Andalus; el norte, los pueblos celtas; la guerra entre Ghis y Valyria reverbera con ecos de la lucha ente Cartago y Roma. Martin no se limita a calcar un medievo anglosajonizado, sino que une docenas de culturas y tradiciones a las que luego insufla de magia con una visión hiperbólica y extraordinaria. Los muros se vuelven gigantescos, y el acero se templa con fuego de dragón. La maravilla, según la profesora Larrington, está en imaginar el pasado “como nunca fue”.

El misterio y el sentido de la maravilla

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Y ya que hablamos de la maravilla, quería hacer especial énfasis en la conferencia de Elio M. García y Linda Antonsson. Muchos los conoceréis por ser los coautores de El mundo de Hielo y Fuego, y amigos personales de Martin. Y su conferencia se centró, precisamente, en cómo conseguir darle a un universo fantástico ese toque mágico que atrape a los lectores.Según Elio y Linda, para Martin la clave del sentido de la maravilla subyace en el misterio. Hoy en día, explicaron, muchos autores optan por tratar la magia como algo casi científico. Los personajes aprenden hechizos siguiendo un sistema reglado en el que los resultados están siempre bajo su control. Mientras respetes el sistema, todo ocurrirá exactamente como deseas. Este método puede hacer que el lector acepte la magia con más facilidad, pero también corre el riesgo de perder el elemento de lo desconocido, lo inquietante.Para Martin, la magia es algo que proviene de fuentes superiores a los humanos: dioses antiguos, poderes incomprensibles más allá de lo tangible. Ninguna persona podría jamás ejercer dominio alguno sobre estas entidades; la magia, por tanto, es algo que no se puede controlar. Ni siquiera los sacerdotes rojos pueden estar seguros de las consecuencias que tendrán sus hechizos: Melissandre a menudo no entiende las visiones que le vienen del fuego; Thoros de Myr no sabe explicar cómo logró resucitar a Beric Dondarrion. La idea es que, cuando los personajes invocan los poderes antiguos, el lector nunca sepa exactamente qué es lo que va a suceder. Así, la magia es siempre misteriosa, inquietante, y la maravilla viene precisamente de esa sensación de que nunca podremos entenderla por completo. Porque es, después de todo, sobrenatural y extraordinaria.

La ilusión del iceberg

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El sentido de la maravilla se mantiene porque el lector nunca tiene toda la información, y por tanto debe rellenar los huecos con su imaginación. Este misterio funciona también en otros aspectos del mundo: por ejemplo, en los mapas. Elio y Linda explicaron que Martin deja los mapas “sin terminar” a propósito. No se puede ver lo que hay al norte de Poniente, o en los extremos orientales de Essos. De Sothoryos apenas vemos las costas septentrionales. ¿Por qué está hecho así? Según Martin, porque la gracia está en que el lector se tenga que imaginar lo que hay más allá.Se habla mucho de que el “worldbuilding” es como un iceberg: la novela solo te muestra una pequeña parte del mundo en que se sitúa. Pero Elio y Linda hicieron mucho énfasis en que ninguna persona podría construir un mundo entero. Nadie es experto en todos los temas, y Martin a menudo se describe como “un aficionado con muchas lecturas”. En efecto, al analizar Poniente durante el congreso descubrimos que no es un mundo perfecto, que hay mucho que no se termina de explicar.¿Cómo se consigue entonces que el mundo parezca vivo? Según Elio y Linda, la clave está en sugerir. Martin no tiene escrito en detalle el pasado de Poniente, pero sus novelas están llenas de alusiones a leyendas y viejos héroes; no termina los mapas, pero te muestra que hay algo más allá. La idea es darle alicientes a los lectores para que ellos luego rellenen los huecos. Es en una narrativa compartida: no te cuento todo lo que hay, pero te dejo que imagines todo lo que quieras. El mundo se vuelve así ilimitado, y siempre queda algo más por descubrir. El iceberg es una ilusión, pero una que abrazamos con ahínco.

Aspectos lingüísticos de la saga

Como no podía ser de otra forma, la lengua también tuvo su lugar en el congreso. Y sin duda el aspecto que más me llamó la atención en este sentido fue el uso del epíteto que hace George Martin.Seguramente estáis hartos de oír la cantinela Danerys de la tormenta, madre de dragones, la que no arde, etc… El epíteto de Martin viene inspirado por el epíteto épico (Ulises, fecundo en ardides) y religioso (Amon-Ra, señor de los tronos de las dos tierras). Se trata de resaltar cualidades características del personaje con apelativos que se añaden al nombre. Pero no es meramente estético, sino que también cumple una doble función narrativa: por un lado, ayuda al lector a recordar la historia del personaje y sus hazañas; por otro, es una seña de su constante evolución. En el primer capítulo de Juego de tronos, Daenerys era solo Dany, una niñita asustada y sin poder. Hacia el final de Danza de dragonesse ha convertido en reina, conquistadora y ha traído de vuelta una magia perdida e imparable. Los epítetos de Daenerys son su bagaje, que nos recuerda todo lo que ha hecho y en quién se ha convertido.Y es muy interesante el contraste que crea Martin en los libros pues, cuando está a solas, la novela se sigue refiriendo a ella como Dany. Y eso tiene mucha relevancia: para el mundo, Daenerys es invencible; en su privacidad, Dany es humana y, por tanto, vulnerable. Ese contraste entre la visión externa e interna del personaje es muy poderoso y lo convierte en un prisma más complejo. La ausencia del epíteto es tan importante, por tanto, como su presencia.Se hablaron de muchísimas más cosas y todas las comunicaciones serían dignas de tener su propio apartado, pero entonces el artículo sería interminable. Esta ha sido, insisto, una selección muy personal. La Universidad de Sevilla y la Pablo de Olavide han puesto todo de su parte para hacer de este evento una experiencia muy especial; y espero que todos los fans españoles tengáis la oportunidad de asistir si se repite en el futuro. Mientras tanto, os dejo esta pequeña muestra de cuán genial ha sido. ¡Hasta el próximo mes!

Pablo Terol Orozco

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