Pau Ferrón

La grandeza de los beteos comunitarios

Psicología del Escritor

Hoy hablaremos de los beteos comunitarios, una de las experiencias más enriquecedoras del proceso de crear historias. Muchas veces se dice que la escritura es un camino solitario, pero es solo si el escritor quiere que sea así. Y para eso necesitamos a unos los mejores acompañantes para el autor: los betas.

Los betas

Betas, betalectores, prelectores, lectores cero... Hay cantidad de nombres para referirse a ellos. Como la RAE va a su ritmo (lento) en esto de añadir palabras, tiraremos de Wikipedia. Nosotros los definiremos como esas entidades a las que les pasas tu escrito y les pides que le den caña, que le saquen punta y que te golpeen con su opinión en la cara.

Más allá de eso, suelen ser amigos, compañeros escritores o aquellos a quienes creemos dignos de leer a nuestra pequeña (o no tan pequeña) creación. Una elección complicada e íntima basada en algo tan complicado de conseguir como la confianza.

El beteo comunitario

Un beteo suele ser un trabajo bidireccional entre autor y beta. El primero envía el manuscrito, el segundo lo lee y lo comenta para reenviarlo al autor y que este acepte cambios o sopese sugerencias y vuelta a empezar. Y, como no, repetir otras tantas veces por cada uno de los betas implicados.

En Caja de letras nos gusta que los alumnos interactúen entre ellos y, por su propia voluntad, cada vez buscan más la interacción entre ellos. En su afán de ayudarse entre ellos se betean y cada vez optan más por beteos comunitarios, en el que la interactividad les ayuda a encontrar su camino como autores. Trabajar con un grupo cumple la función objetiva del beteo añadiendo alguna más. El grupo genera interacción, se afianza la amistad y hace que el autor se sienta acogido y apoyado. Y si ya, además, se mezcla gente que no se conozca, ayuda a crear nuevo tejido social. ¡Todo son ventajas!

Los nuevos caminos de la técnica

El trabajo en red ya lleva años implantado. Se puede usar cualquier programa que permita la interacción simultáneamente y un control de cambios. ¿Cómo no íbamos a aprovechar algo así siendo escritores?

Para este artículo nos vamos a centrar en Google Drive, por diversos motivos. Todos tenemos una cuenta de correo de Google, es gratuito y accesible. Además, es la herramienta con que solemos trabajar en la comunidad de alumnos de Caja de Letras.

Google es el mal (presuntamente), todos los sabemos. Vende nuestros datos (presuntamente), espía todo lo que hacemos (presuntamente) y controla el mundo en las sombras (esto ya no es presuntamente). Pero Google Docs nos permite enviar de manera fácil enlaces que permiten al receptor solamente sugerir, dejando cualquier cambio a la voluntad del autor.

Consejos para el beteo comunitario

  • Deja tiempo para que interaccionen entre betas

Si te puede en ansia de corregir rápido todo lo que te comentan vas a perder una de las mejores ventajas del beteo comunitario: la interacción. Una corrección se puede ver reforzada por el apoyo de varios betas o dar pie a una conversación en la que varios den su opinión a modo de comentarios.

  • Marca tiempos y avisa de ello

Aquí hay trabajo, pero trabajo voluntario y bienintencionado. Deja claro para cuando necesitas que acaben de hacer la revisión del texto. Esto es una ayuda doble. Por un lado, te aseguras unas fechas y ayudas planificarte y, por otra, ayudas a los betas a decidir si se pueden comprometer o no.

  • No te pases enviando el enlace a mucha gente

La cacofonía no es beneficiosa. Es mejor tener tres o cuatro personas en las que confíes que ciento y la madre llenándote el documento de discusiones, correcciones y sugerencias.

  • Acota lo que quieres que hagan (ortografía, lógica interna, estilo…)

Tienes que tener dejar claro qué es lo que quieres que hagan. Puede que te interese solo el aspecto ortotipográfico o que entren al trapo con el estilo, la trama o la lógica interna.

Muchos de los betas son autores y, si a un autor le das rienda suelta, le explotará la vena creativa y no tendrá reparos en dar su opinión subjetiva de todo. Esto puede afectar a aspectos de tu escrito que no estás dispuesto a discutir. Avisa de lo que quieres y así evitarás una pérdida de tiempo por ambas partes y te ahorrarás sentirte atacado. La amistad es algo a cuidar.

  • Subjetividad vs. objetividad

Distingue lo que es una opinión subjetiva sobre cuestiones de estilo y trama o cosas más objetivas como fallos ortotipográficos. Las normas ortográficas no son opcionales.

  • Si les has pedido ayuda, haz caso a sus palabras

Los betas van a dar lo mejor de sí mismos en el proceso, así que ignorar todo lo que te digan arropado por tu ego no es lo que se merecen. Recuerda por qué confiaste en esas personas y sopesa cualquier sugerencia que te hagan. Pon especial interés en aquellas cosas sobre las que haya incidido más de un beta. La reiteración es una pista importante.

  • Es tu obra, sigue tu criterio

Este es el último consejo y, quizá, el más importante. Si es malo ignorar cualquier sugerencia del beteo comunitario, igual de malo es aceptar todos los cambios y correcciones que te propongan movido por la inseguridad.

Al fin y al cabo, la obra debe ser tuya.

  • Devuelve los favores

Devuélveles el favor ayudándoles con sus creaciones o, ya de paso, invítate a algo. Durante todo el artículo hemos hablado de un beteo entre amigos y conocidos. No hay que olvidar que hay profesionales en corrección que tienen sus tarifas.

Recuerda, si en algún momento has sido llamado a ser betalector, eres alguien importante para el autor.

Las comunidades de autores y autoras son lugares maravillosos, si quieres conocer la de Caja de Letras estás invitado a nuestro grupo de Discord.

Pau Ferrón

Pau Ferrón Gallegos nació en 1981 en la ciudad de Barcelona. Se inició pronto en la lectura cuando su padre, harto de que a su hijo le costase dormir, le dio varios volúmenes de Julio Verne en los que encontró su amor por los libros. Desde entonces estos siempre le han acompañado y ha arañando tiempo para leer; con predilección por la fantasía, la ciencia ficción y el terror. Desde joven empezó a trastear con la creación de mundos de ficción y a pensar sus propias historias para juegos de rol; así que era cuestión de tiempo que combinara estas capacidades para empezar su propio camino literario formándose en la academia “Caja de letras”.

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