Hola a todos, para el artículo de este mes he decidido meterme en un berenjenal y afrontar el que considero que es mi punto más débil: la construcción de personajes. Y en concreto, la voz de los personajes. ¿Te apuntas a descubrirlo conmigo?
La importancia de la voz de los personajes
De sobra es sabido lo importante que es crear personajes tan creíbles como sea posible. Parecidos a las personas de carne y hueso que nos rodean. Y es por eso que todos tenemos clara la idea de planificar para nuestros personajes su personalidad y motivación, sus virtudes y también sus defectos. Pero hay otro punto en el que cada uno de nosotros somos únicos: la forma en que nos expresamos. Nuestra voz.
En el mundo real conocemos personas con todo tipo de opiniones políticas, influencias culturales y creencias. De la misma manera, nuestros personajes deberían ser capaces de captar esas mismas individualidades. Esto ayudará a volverlos distinguibles dentro de nuestra historia y aportará también realismo y profundidad al mundo que habitan.
Pero la voz de los personajes, bien hecha, sirve para algo más que para dar realismo a los diálogos. Va más allá de las expresiones que usan nuestros personajes. También recoge su discurso interno y cómo escogen y filtran las palabras que utilizan en los parlamentos. Es lo que se dice, y cómo se dice, pero también lo que no se dice (pensad en las miradas que le lanza De Fred a su comandante en la serie de El cuento de la criada). La voz también es la gestualidad que acompaña a las frases de los personajes. Ejemplos de una voz única a través de los gestos podrían ser Jim Carrey o Chiquito de la Calzada.
¿Cómo construir la voz de los personajes?
La voz de los personajes, tal y como ocurre en la realidad, es la suma de lo innato y de lo aprendido a través de las experiencias. A medida que nuestros protagonistas recorran su arco de transformación, la voz lo hará con ellos. Eso significa que la voz es algo dinámico, algo que cambia a medida que lo hace el personaje.
Pero, para definirla de una manera estática, se me ocurren algunas preguntas:
1. ¿Cómo influye la cultura en tu personaje?
Piensa en cómo se define tu personaje. Muchas son las preguntas que se engloban bajo este punto: ¿cuál es su país de origen? ¿A qué etnia pertenece? ¿Qué religión procesa? ¿Con qué identidad de género se reconoce? Todos estos rasgos, en los que puedes profundizar tanto como quieras, definen la forma de contemplar el mundo y de reaccionar ante él.
2. ¿Qué experiencias influyen en tu personaje?
Lo que nos ocurre en el pasado moldea nuestro presente. Es irremediable. La manera en la que te crías en un hogar, las amistades y los fracasos (o los éxitos) amorosos, los momentos más felices y también las desgracias que sucedieron a tu alrededor, todo ello genera una perspectiva propia y única ante los eventos y, por tanto, una manera exclusiva de actuar.
Consejo: Podemos escribir tantas cosas como queramos del pasado de los personajes. Podemos pensar unas líneas someras o llenar cuadernos enteros con vivencias para cada uno de ellos. Eso sí, para convertir todo ese trabajo en útil para la escritura, siempre resulta interesante que te hagas las siguientes preguntas: ¿esta decisión que está tomando mi personaje viene impulsada por un hecho parecido que le sucedió en el pasado? ¿Es consecuencia de algo que le ocurrió hace años? Y sobre todo: ¿se lo he contado a los lectores (de manera directa o indirecta)?
Esto es algo que he aprendido a base de buenas críticas que he recibido sobre mis escritos. Explicar el pasado de los personajes y dejar que influya en las decisiones que toma durante la novela es crucial para dotarlos de una voz única y creíble.
3. ¿Cómo es tu personaje?
La manera es que tu personaje se asoma al mundo (lógico vs. pasional; sensitivo vs. intuitivo; introvertido vs. extravertido, etc.) moldeará la forma de percibirlo, de analizarlo y de sacar conclusiones.
Por ejemplo, hablando de timidez, la facilidad para entablar conversación afectará a los diálogos en los que el personaje decida participar y también, por supuesto, a la forma en la que los abordará.
Nota: Recuerda que un personaje establece un diálogo porque necesita algo de otro personaje. Sonsacarle algo de información acerca de los horarios de las guardias de palacio, pedirle que robe un objeto mágico o simplemente convencerlo para que ponga algo de veneno en la copa del marqués. Lo que sea. Pero considéralo siempre una acción que impulsa la trama hacia algún lado.
4. ¿Qué elecciones personales ha hecho tu personaje?
Por encima del bagaje cultural que nos otorga la pertenencia a distintos grupos (ser del mismo planeta, seguir una misma religión o hablar la misma lengua), cada uno de nosotros hacemos elecciones personales (animar a determinado equipo de Quidditch o escoger una dieta a base de popplers). Estas elecciones personales modifican la forma en que dos individuos actúan ante determinado hecho.
Pongamos un ejemplo simplón para ver si conseguimos arrojar algo de luz a todo este muermo:
La escena es esta: dos personas, A y B, son testigos de un atropello.
· Ambos son médicos y están acostumbrados a tratar con heridos graves, pero A perdió a su perrito en otro accidente cuando tenía 8 años. ¿Cuál de los dos piensas que quedará más afectado tras la escena? (Pasado)
· A es pasional y B es racional. ¿Quién de los dos piensas que se lanzará a auxiliar a los heridos y quién a pedir una ambulancia por teléfono? (Forma de ser)
· A es un médico de campaña Sardaukar y B es un chamán Fremen. ¿Cuál de los dos piensas que se lamentará más por toda la sangre (el agua de la vida) irremediablemente vertida en el suelo? (Cultura)
· Como resultado del atropello, A y B toman una serie de decisiones, cada uno acorde a su forma de vida personal. A decide hacerse un tatuaje con el nombre de la persona atropellada mientras que B decide vestir el luto y visitar a la familia de la víctima cada dos domingos. (Elecciones personales)
¿Cómo mostrar la voz de los personajes?
Una vez hemos tenemos definido de manera unívoca a nuestro personaje, veamos cómo podemos mostrar dicha voz.
Con respecto a la forma de hablar, podemos hacernos varias preguntas: ¿cuál es su lengua natal (si es que tiene alguna)? ¿Afecta esa lengua a cómo construye las frases? ¿Tiene un acento específico? Por ejemplo: ninguno de nosotros sabemos pársel y, sin embargo, identificamos perfectamente a Harry cuando lo habla por el marcado siseo característico de dicha lengua.
La diferente elección de palabras puede responder a un montón de conceptos distintos que van desde el nivel educacional de la persona hasta la zona de la que es oriunda. El manido ejemplo del uso de ‘alcayata’ y ‘escarpia’ me viene al pelo en este momento. ¿Habla tu personaje con rimas? ¿Hace chistes o utiliza frases hechas siempre que puede?
El tono de su voz puede decir mucho de un personaje. ¿Suele ser tímido y suave? ¿Sexy? ¿Es sarcástico? ¿Tartamudea o se queda callado con facilidad?
La gestualidad corporal nos ayudará mucho a la hora de describir las reacciones de nuestros personajes. Ejemplos típicos podrían ser: arrugar la nariz, encogerse de hombros, fruncir el ceño, rascarse al dudar de algo, apretar los labios, bambolearse o cambiar el peso del cuerpo, meter las manos en los bolsillos, silbar…
Consejo: Escoged unos cuantos gestos para cada personaje, a fin de hacerlos únicos y que el lector llegue a identificar ademán con personaje. ¿Creéis que es imposible? ¿Os acordáis de cómo hacía magia la bruja Samantha? (Meneando la punta de la nariz. Este ejemplo ha sido patrocinado por Old-School Tips).
Pero la voz va más allá de la forma de hablar y actuar, como he mencionado antes, y también ha de servirnos para modelar otros aspectos de la narrativa interna de nuestros actores. Mostrar el pensamiento de los personajes puede servir para ayudar a que el lector comprenda las motivaciones, los miedos y los defectos, esos hilos invisibles que nos mueven como marionetas a todos. Ese discurso interno es un diálogo que mantienen los personajes directamente con el lector, limpio y sin filtrar, sin pasar por las mentiras y los dobles sentidos de los parlamentos, y es una de nuestras mejores armas para caracterizarlos: mostrar la diferencia entre lo que dice y lo que piensa.
Nota: ¿Y qué pasa si el personaje oculta, tergiversa, falsea o incluso ignora su propio discurso interno? Entonces nos encontramos con lo que se llama narrador no fiable. Pero esa es harina de otro costal (en concreto, una de las clases más interesantes del curso de Narrativa II).
Nada más por el momento. Como siempre, gracias por llegar hasta aquí. Espero que diseñéis un elenco de personajes único que transmita esa sensación de vivacidad y originalidad que tanto gusta al lector.
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