Jordi Noguera

Las barreras del escritor

Psicología del Escritor

Hoy os voy a hacer cargar con una «pequeña» reflexión a la que llevo dando vueltas desde que el otro día, uno de nuestros antiguos alumnos sacó un tema muy interesante; la experiencia del rechazo editorial. Y lo cierto es que entre todas las respuestas que tuvo ese hilo de facebook, vi una cosa clara, todos tenemos una imagen particular de lo que es ser escritor y, sobretodo, de las barreras que no impiden serlo. Así que hoy mis ideas sobre las barreras del escritor.Pero antes de empezar, quiero hacer una pequeña advertencia; voy a ir dando una de cal y una de arena. Esto no es un texto de autoayuda sino una reflexion propia que, espero, os haga reflexionar a vosotros.

Gente que te dice que es «difícil»

Seamos sinceros, lo de «difícil» es un eufemismo de «tú no lo vas a lograr». Es un hecho; nadie va a creer en ti al principio. Con suerte una o dos personas quizás se mantengan escépticas al respeto. Con suerte. Nuestra sociedad idealiza la persecución de los sueños, pero asume que ese es un camino para unos pocos elegidos y, desde luego, no para ti. Tú deberías conformarte, es lo que hay.Pero os voy a contar un «secreto»: todo es jodidamente difícil en esta vida. Estudiar, trabajar, amar y ser amado, intentar llegar a final de mes, tener una familia. Ser médico es difícil. Ser arquitecto. Ser psicólogo. Ser camarero. Ser asistente. Ser enfermero. Ser dependiente en una tienda. Cualquier meta que te propongas va a ser difícil. ¿Eso es razón para echarse y conformarse? Yo digo que no. Pero un consejo, si decides rendirte, no jodas a los demás diciéndoles que lo que tú no pudiste hacer es «difícil». Ya lo sabemos.

La (puta) realidad

Pero vamos a darte un voto de confianza; quieres ser escritor. Eso mola, claro. Presentaciones, charlas, ferias del libro, firmas, baños de masas, sueldazos, grupies, etc… Déjame que te diga que eres un imbécil. Baja de tu nube antes de que la implacable gravedad (realidad) te estrelle contra el suelo.Las presentaciones y las firmas son una parte vacía y efímera del trabajo. Tienes que escribir, conseguir un producto que guste y venderlo adecuadamente para ganar un «extra» más o menos interesante que no cubrirá las facturas ni por asomo. Y luego repetirlo una y otra vez rezando para seguir en la ola y no cometer un error que el público no te perdone y pases a formar parte de la enorme lista de escritores retirados que han tenido que centrarse en su trabajo porque escribir no da de comer. Y no lo da. Quizás, con mucha suerte, pegues un pelotazo. No es imposible, pero es difícil (¿recuerdas lo que decía antes?).Si quieres ser escritor no intentes serlo por el glamour o por el dinero, porque te llevarás un considerable desengaño. Sé escritor porque eres un contador de historias. Trabaja duro, déjate el alma en lo que escribas y quizás, sólo quizás, ganes algo de dinero. Compensa el esfuerzo, pero eso no te dará de comer.

La despiadada industria

Las editoriales son un negocio. Amazon es un negocio. De modo que tú vas a formar parte de esa industria. No es especialmente romántico, pero nunca lo ha sido. Vas a empezar abajo. Eres, como mucho, una apuesta que un editor va hacer. Ojo, apuesta, no inversión. La editorial invertirá en ti cuando confíe, de momento te van a echar al agua a ver si flotas.La gente te dirá que eso no te dará margen, que tienes que plegarte a las modas, que tienes que ofrecer un producto «optimizado» al mercado y un montón de chorradas más que no importan un carajo. Si los editores tuvieran certeza de qué productos van a funcionar y de cuales no, ¿creéis que sacarían pufos? Ellos deciden, hacen suposiciones más o menos fundadas, pero en última instancia nadie sabe cuando algo será un pelotazo. Un buen editor (y ojo, como todo en esta vida, es difícil ser un buen editor) tendrá instinto y acertará más a menudo, pero eso es todo.¿Qué significa eso? Que dejes de poner excusas, que dejes de decir que la malvada industria editorial mata el arte. Bienvenido al mundo, TODO es un puto negocio. ¿Quieres hacer arte? Pues sé lo bastante bueno para que los editores apuesten por ti. Esfuérzate, aprende de tus errores, aprende a identificar a las personas que tienen buen criterio y escucha. Cada vez que un artículo, un relato o una novela no consiga el resultado que esperabas, asume que tus pedos huelen como los de todo el mundo y pregúntate: ¿esto apesta?No pasa nada, joder. Todos hemos escrito relatos y novelas que apestan. Nadie es perfecto. Pero los que mejoran son los que después de partirse los dientes contra el asfalto se levantan, miran dónde han tropezado y deciden no volver a cagarla.

Hablando de todo eso… ¿Tú? No eres nadie.

Mira a la derecha. Mira a la izquierda. Esa gente también oye esa voz. Yo también la oigo, cada puto día desde que me levanto hasta que me acuesto. A menudo incluso sueño con ella, diciéndome que soy un mierda, que no valgo, que no voy a lograr nada. ¿Y sabes lo que hago? ¿Lo que hacen los que sí logran las cosas? Visualizar a esa voz en un cuerpo, pegarle un tiro en la cabeza y que se pierda en el río. Volverá, porque siempre vuelve, pero eso no importa. Mátala una y otra vez.¿La inseguridad? Eso no eres tú. Es tu miedo a fracasar, tu miedo a lograrlo, el miedo que nos meten en vena a cada instante. Pero el miedo te mata. Te devora por dentro y te pudre. De modo que ignora a esa voz. Es jodida, lo sé. Pero ten en cuenta una cosa; cuando estés muriendo, cuando mires atrás y pienses en tu vida, en tus errores y tus éxitos, lo único de lo que te arrepentirás será de lo que nunca intentaste. Por miedo. Por ser cauto. Por ser «responsable».Al carajo. Ser escritor es difícil, ¿vale? No vas a tener dinero ni grupies, olvida eso. Pero si es lo que quieres hacer, si miras a esa profesión, con todo lo bueno y lo malo que tiene, y decides que es lo que quieres en tu vida, no dejes que nadie se interponga en tu camino. Y mucho menos una maldita voz que te susurra al oído.

¿Lo has conseguido? Anda, baja de ese pedestal y deja de hacer el gamba

Era difícil. Y aún así lo has logrado. No lo estropees ahora. ¿Salvas vidas? ¿Guías al mundo con tus palabras? ¿Has erradicado el sida o curado el cancer? Eres un maldito cuenta cuentos. La gente se lo pasa bien con lo que cuentas, tal vez incluso vendes mucho, te han traducido, te va a adaptar la maldita HBO, estás en la cima. Y aún así mira a la izquierda. Y a la derecha. Hay miles de escritores mejores que tu. No eres un clásico viviente. Lo has hecho bien, has jugado tus cartas y has ganado. Pero no olvides que eres uno de muchos. Te alzas sobre hombros de gigantes y detrás de ti vienen los que han aprendido de lo que has hecho bien y de los que has hecho mal. Porque no te lleves a engaño, también has escrito mierda. Y quizás no sobrevivas a las expectativas que editores y fandom han generado sobre ti. Contra más alto llegues, peor será la caída, así que ten cuidado.

Las barreras de ser escritor

Ahora hablando en serio y dejando el postureo a lo Perez-Reverte; está bien que persigas tus metas. Nada hará que te sientas más realizado que luchar por lo que buscas. Pero, por favor, no confundas metas y sueños. Los sueños son sólo representaciones idealizadas de algo que no conocemos. Intenta ser realista; muy poca gente se hace rica escribiendo. Si tienes suerte puedes escribir, ganar un dinero y tener un trabajo estable con algo relacionado y que te pone un plato en la mesa. Por bueno que seas, tienes que aprender a ser humilde, a escuchar las críticas constructivas. Y no dejes que la inseguridad o la simple monotonía de la vida te quiten las ganas de intentarlo. Vale la pena, si sabes realmente lo que te espera al final del camino.

Jordi Noguera

Jordi Noguera es licenciado en Psicología. En la actualidad trabaja como profesor y coordinador de alumnos de Caja de Letras y se encuentra inmerso en su primera novela. Ha participado en las antologías Dejen morir antes de entrar (2014), Ácronos 3 (Tyranosaurus Books, 2014) , Factoría de Autores: Fábrica de Talentos (Carlinga Ediciones, 2015), Cuentos desde el otro lado (Editorial Nevsky 2016) y Ars Mítica (Carlinga ediciones 2020). Fue también finalista del Premio Alberto Magno de Ciencia Ficción en 2014.

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