Vivimos inmersos en un mercado literario en el que las etiquetas proliferan como goblins en un dungeon de nivel uno o caitiff en una ciudad sin príncipe. Cada vez los géneros son más específicos y buscan a un lector en particular. Un tipo de lector permanece en la sombra, oculto por la vergüenza de gastar dinero en acumular en su biblioteca volúmenes que no lee. La sociedad le persigue y le acusa de no usar bien sus tesoros de papel: es el lector de juegos de rol.
Y sí, ya sé que leer juegos de rol también sería leer fantasía, ciencia ficción, romántica, wéstern y un largo etc. de géneros. Pero también es ensayo, consejos de interpretación, estudio de probabilidades (incluso algunos te dirán que cuentan como autoayuda). Es una combinación única y especial que lo engloba todo, y por eso lo deberíamos reclamar como un género en sí mismo y poner en valor que, para disfrutar un juego de rol, no es obligatorio jugarlo. Leerlo puede ser un fin en sí mismo.
La llamada
Es raro que, mientras paseas por tu tienda de referencia, no te llame algún manual. Puede que sea la ilustración de la portada, o que alguien te haya comentado de qué va. Te dejas seducir y lo agarras, lo hojeas. Miras las partes que consideras más jugosas calculando cuánto tiempo puedes leer el libro sin que la persona detrás de la caja te mire mal. Entonces empiezas a pensar en si alguien de tu grupo querrá jugar, si quieres dirigir la partida o si se lo regalas a tu director de juego en plan indirecta; si hay hueco entre las partidas habituales, si puedes crear un grupo alternativo… Y, sin darte cuenta, estás saliendo de la tienda con el libro (y posiblemente unos dados), ya que todo lo que te preguntabas da igual: tú te lo vas a leer, y luego ya se verá.
Normalicemos leer juegos de rol
Mucha gente sostiene que la intención última de un juego es ser jugado y que no hacerlo es desperdiciarlo. Cada vez que alguien me dice esto le hago las siguientes preguntas: ¿Cuántos juegos tienes en casa (solo manuales básicos)? ¿A cuántos de esos juegas regularmente? ¿Y anualmente? ¿Cuántos te has leído?
La cantidad de tiempo que cada uno utiliza para desviar la mirada haciendo los cálculos antes de responder las preguntas dice mucho del tipo de consumidor rolero que es. Yo os revelaría mis respuestas, pero corro el riesgo de que las lean las personas inadecuadas y haya represalias.
Es cierto que hay mucha gente que tiene un solo juego de cabecera al que le dedican mucho tiempo. Las pocas horas semanales que tenemos para dedicarle al rol suelen hacer que pongamos preferencias (cualquier número de horas disponible son siempre pocas). Ahí está la magia: para leer juegos de rol solo estás tú, sin depender de un grupo ni unos horarios.
No somos tantos los aficionados, y la industria no se mantendría si todos y cada uno de nosotros fuésemos consumidores responsables que solo abrimos la cartera si vamos a jugar una campaña larga de cada juego que compramos.
Aceptémoslo: leer juegos de rol es algo mucho más normal de lo que pensamos. ¡Debemos reivindicarlo!
Lo que los hace únicos
El apetito por leer juegos de rol deriva de lo completos que son; no lees una historia, lees el marco y recibes las herramientas para crear las tuyas propias. La combinación de información que conforma un juego de rol es una mezcla única de varios factores. Pueden estar todos representados, o faltar algunos de ellos, ya que también se publican sistemas de juego genéricos:
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Trasfondo: El worldbuilding necesario para jugar. Una lectura agradable que te ayuda a visualizar y comprender la propuesta del equipo creativo, marcando el tono del juego.
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Reglas: El motor del juego, ya sea pesado o ligero. Su principal misión es marcar el estilo de juego concentrando la atención en unas partes u otras. Orientando a un tipo u otro de juego.
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Narrativas directas y de apoyo: Literatura pura de la que ya hablamos en este artículo.
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Consejos: De maneras de dirigir, de crear partidas, de interpretar, de generar tramas o crear escenarios. Por supuesto que cada autor, autora o equipo creativo dará su propia visión, y de todas puedes aprender algo, aunque sea que ese estilo no es para ti.
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Aventuras y partidas de ejemplo: También podrían ser un género en sí mismas. Narrativas abiertas y cambiantes que cada director de juego debe hacer suyas.
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Recomendaciones: De libros, películas, series, música que te pueden llevar a descubrir obras increíbles. Si te ha gustado el juego, lo más probable es que te gusten las cosas que lo inspiraron.
Motivos para leer juegos de rol
Así que los motivos para leer juegos de rol son muchos:
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Es divertido: Lo más importante es que leer es un placer y leer rol también. Cualquier ventaja posterior no es nada comparada con esta. Horas de lectura, lo mejor de la vida.
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Es útil: Lo que leas en un juego lo vas a poder aplicar a otro. Tanto los consejos como las reglas. Cuantos más sistemas tengas en la cabeza, con más facilidad encontrarás soluciones a las carencias de un sistema. Conocer varios trasfondos te dará ideas que podrás aplicar a otros juegos o a tus escritos.
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Decora tu casa: Quedan bien en la estantería, eso es innegable, y más con la maravilla de ediciones que nos ofrecen muchas editoriales. Puedes conseguir un toque elegante que deja bien claro el tipo de persona que vive en tu hogar.
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Alternativa lúdica: Cuando falle la partida principal tendrás opciones de juego. Solo tienes que ser paciente, encontrar el momento.
Una petición a editoriales
Vivimos en una época de postureo y redes sociales. Por favor, meted la ficha de vuestras publicaciones en Goodreads. Yo quiero ver los juegos que leo junto a mi lista de lecturas anuales. Seguro que conseguimos más aficionados. Nuestro ego quiere poner en valor esos tochos de quinientas páginas que nos leemos cada año.
Un apunte para creadores
Aplicad el mismo consejo que se da a los estudiantes de narrativa en Caja de Letras: igual que no puedes ser escritor si no lees, no puedes diseñar partidas o juegos si no lees y juegas.
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