He de reconocer que, hasta que me propuse como autor del mes a Steinbeck, no había leído nada de este autor. Sí he visto las adaptaciones al cine de sus tres obras principales, lo que hizo que me decidiera por la novela De ratones y hombres. Así que vamos a por ella.
Sinopsis de De ratones y hombres
Lennie y George son dos braceros al borde de la indigencia que recorren el campo californiano en búsqueda de trabajo como jornaleros para sobrevivir en plena depresión americana. Ambos tienen un sueño; comprar un pequeño terreno en el que cultivar sus propias cosechas y criar sus animales. Pero las cosas se complican por la forma de ser de Lennie y el carácter conflictivo de sus nuevos jefes.
La Novela
De ratones y hombres, publicada en 1937, es junto con “Las uvas de la ira” y “Al este del Edén” las tres novelas del autor que están consideradas como las mejores de su amplia obra.Lo primero que llamó mi atención es su corta extensión. La edición de Edhasa que ha caído en mis manos ronda las ciento cincuenta páginas. Carente de largas descripciones, se centra en el diálogo de sus personajes, que nos llevan de la mano a una lectura ligera y amena y que, junto con Las uvas de la ira, conforman una dura crítica a la sociedad californiana de la época, clasista y oportunista, que forja su fortunas a costa de la miseria de los jornaleros que recorrían el país en busca de un trabajo con el que sobrevivir en tiempos de la Gran Depresión.Dicen que Steinbeck describe de forma magistral con sus diálogos a los jornaleros por el hecho de haber pasado por sus circunstancias. El ser contrario a los principios de su familia, granjeros bien situados, hace que tenga que buscarse la vida desde su juventud y conocer de primera mano lo que escribe.Así podemos ver como Steinbeck describe de forma magistral todo un abanico de personajes que reflejan con sus diálogos el carácter de una sociedad californiana inmersa en la Gran Depresión y que, llena de prejuicios, explota de forma sistemática y carente de sentimientos a los jornaleros que recorren el territorio en busca de un trabajo que apenas les permite cubrir las necesidades básicas, todo ello aderezado con un maltrato machista hacia la mujer y un racismo acervado que no solo se da entre patrones y negros, sino entre los propios jornaleros que aíslan y vejan al hombre de color, además de todos los tópicos que pudiéramos imaginar en los años previos a la segunda guerra mundial.Todo esto lo hace Steinbeck de la mano de los dos protagonistas principales; un Lennie fuerte como un toro pero con un grado elevado de deficiencia mental y un George que actuará como su ángel de la guarda a pesar de complicarle la vida continuamente, cosa que les obliga a emigrar de una granja a otra como consecuencia de ello.A tener en cuenta, un final sorprendente y duro que no pienso destripar.De ratones y hombres es de lectura obligada en las escuelas de EEUU, pese a las duras críticas que recibe, y sigue considerándose como una de las obras maestras de la literatura americana pese a “su lenguaje ofensivo y vulgar”, como dicen sus detractores. Quizás sea porque en la zona californiana siguen utilizando y tratando a los jornaleros de la misma forma.Lo cierto es que me ha sorprendido gratamente su lectura, descarnada, pero real y dura. Prometo volver a leerla otra vez para disfrutarla mucho mejor.
La novela y el cine
Como la gran mayoría de las obras de Steinbeck, esta también fue llevada al cine.La primera de las adaptaciones fue la dirigida por Lewis Milestone en el año 1939, donde un Lon Chaney Jr.(conocido sobre todo por su papel de hombre lobo en 1941) interpretaba al deficiente mental Lenny.Otra de las que me han llamado la atención es la dirigida en 1992 por Gary Sinise, que también protagonizaría el film como George, compañero de Lenny que en este caso interpreta un magistral John Malkovich.Mencionar que ha sido adaptada a teatro, tanto en Broadway de forma magistral, como en diversos países, incluido España.Y hasta aquí esta pequeña aproximación a la obra de Steinbeck que os recomiendo leer.Sed buenos y leed mucho.
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