Stan Lee y el Método Marvel
Esta semana tocaba hablar de la planificación, una herramienta esencial para llevar a cabo proyectos literarios. La idea era reflexionar sobre la metodología de trabajo que Marvel instauró en los sesenta para coordinar sus equipo de guionistas y dibujantes. Pero la actualidad, como si del propio Hulk se tratara, ha venido a aplastarnos. El creador del Método Marvelnos ha dejado. Stan Lee falleció el pasado lunes 12 de noviembre. Ahora este post se convierte también en un modesto homenaje.
Despidiendo al mito
Pese a que sabíamos que la notica llegaría pronto, Stan «The Man» ya había cumplido los 95 años, la sensación de pérdida es muy acusada. Perdemos a uno de los diseñadores de superhéroes más prolíficos que ha existido. En colaboración con Steve Ditko, Jack Kirby y otros dibujantes del momento, crearon a personajes tan celebrados como los Cuatro Fantásticos, Spider-Man, los X-men, Hulk o Thor. Aquellos hombres de Marvel dieron el pistoletazo de salida a la Edad de plata de los cómics. En una época en la que nadie quería saber nada de superhéroes, ellos supieron reconciliarlos con el público, gracias a sus historias repletas de personajes cercanos y conflictos que viajaban de la amenaza global a los problemas cotidianos .
También perdemos al Stan Lee maestro del marketing, que consiguió convertirse a sí mismo en un producto. La comunión entre el escritor y los lectores fue tan intensa que su simple nombre en una portada era garantía de calidad y entretenimiento. Perdemos al guardián del universo 616 (por aquí ya hablé sobre su legado como editor jefe). Perdemos a uno de los personajes más simpáticos del UCM (Universo Cinematográfico de Marvel). Y perdemos también a un locuaz charlatán. Siempre divertido e interesante, nunca sabremos del todo que era verdad o mentira cuando hablaba (tendía a atribuirse méritos ajenos).
Probablemente perdemos muchas más cosas y las iremos notando durante los próximos años. Pero la pregunta es: ¿Cómo demonios logró ser tan prolífico? Durante los años sesenta, Stan Lee lo hacía casi todo en La casa de las ideas, podía llevar una docena de series al mismo tiempo. Fue entonces cuando el guionista y editor diseñó el Método Marvelcomo protocolo de trabajo.
La maquina perfecta
Para poder hacer frente a tanta carga de trabajo, Stan Lee dividía el proceso de escritura en dos partes. En primer lugar, el guionista escribía un resumen argumental de una o dos páginas. Algunas veces, ese resumen se transmitía oralmente en una breve reunión presencial. Entonces, la responsabilidad cambiaba de manos, y tomando como punto de partida ese breve argumento, alguno de los artistas de Marvel dibujaba todo el cómic dejando los globos de diálogo en blanco. Finalmente, la obra regresaba al guionista que rellenaba esos espacio con diálogos que se ajustasen a la imagen que les acompañaba. En este punto Stan Lee podía pedir al dibujante algún cambio de última hora.
Hay un enorme discusión alrededor de la autoría de los cómics que firmaba Stan Lee. Lo cierto es que, como ya apuntábamos en el anterior artículo, los cómics son muchas veces obras corales y el Método Marvel propicia esa dispersión del valor autoral entre varios creadores. El guionista deja un gran margen de maniobra a los artistas, que pueden influir enormemente en la historia y en diseño de personajes.
Cuando Kirby pensaba en un nuevo atributo para Thor, simplemente, lo dibujaba. Steve Ditko plasmó su propio carácter y pasajes de su vida en las viñetas de Spider-Man. Quizás, Stan Lee no aceptaba siempre estas licencias creativas, pero muchas han quedado ahí para la posteridad. Muchas otras veces, ese argumento inicial del guionista era tan escueto, que es justo atribuirle la autoría del cómic, y de la historia, al dibujante.
Aplicar el Método Marvel a la planificación
En su artículo sobre la pistola de Chejov, Concha Perea nos previene sobre la importancia de una buena planificación. Es común que los autores noveles afronten el proceso de escritura como algo lineal, que empieza cuando escriben la primera página y acaba en la última. Como en su día hacían los primeros escaladores en Yosemite, que escalaban las montañas a base de fuerza bruta, cosiéndolas a clavos. En seguida se demostró que era más rápido y eficiente planificar bien el ascenso. Estudiar, apuntalar y practicar las vías más adecuadas.
Si dejamos de lado la polémica sobre la autoría y nos fijamos propiamente en el Método Marvel, podemos encontrar ideas de utilidad para escritores. Al desglosar las fases de creación de esta metodología de trabajo, veremos los distintos elementos narrativos que van apareciendo en cada una: diseño de la trama y personajes en primera intervención del guionista, descripciones y acciones en fase de dibujo y ,finalmente, diálogos en la segunda intervención del guionista.
Las decisiones que se toman en la planificación de una obra son determinantes en el resultado final y podemos apreciarlo en los cómics de superhéroes: Jack Kirby lograba imprimir un gran dinamismo a sus dibujos y secuencias de viñetas. Dejando los diálogos para el final, Stan estaba priorizando el despliegue de la acción en sus historias. Es algo que el lector nota en los trepidantes cómics que firma el tándem, y es una estructura perfectamente aplicable a cualquier proceso de escritura.
El Método Marvel es una muestra más del ingenio de unas mentes clarividente que supieron leer como nadie lo que toda una generación demandaba, pero que también supieron ejecutarlo con una diligencia y abundancia excepcional. En su afán por entretenernos, Stan Lee nos ha dejado un montón de recursos y lecciones para la posteridad.
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