Este es el primero de una serie de artículos que pretendo escribir sobre la relación entre el teatro y la literatura.Las representaciones teatrales son una de las formas más imperecederas de contar historias. Han estado ligadas a ritos religiosos y al entretenimiento popular desde la antigüedad. Y, aún hoy en día, gozan de considerable popularidad. La emoción de acudir al teatro y compartir la experiencia en directo con resto de espectadores es difícil de reproducir en otros medios.Los novelistas jugamos con elementos muy distintos a la hora de construir nuestros escritos, pero hay también puntos en común de los que podemos aprender. Dramaturgos como Shakespeare o Dario Fo han ejercido también de actores. Y los escritores de narrativa también deberíamos probar suerte sobre las tablas.
¿Qué puede aportar a un escritor subirse hacer teatro?
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Creación de personajes
Si formas partes de una producción teatral, tendrás que interpretar a uno o varios personajes. Pese al guion y las indicaciones del director, lo más normal es que cuentes con cierta libertad creativa. Hay mucho que decidir sobre el personaje que vas a interpretar: ¿Cómo habla? ¿Cuál es su reacción al enfadarse? ¿De qué manera camina? No hay dos actores que interpreten a un mismo personaje de la misma forma. Y ser consciente de estos detalles puede ayudarte a darle profundidad a los personajes de tus escritos, e incluso a lograr que se salgan de los arquetipos. Por no mencionar que todo lo que te puede aportar observar a compañeros más experimentados.
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Las escenas: el ritmo y el espacio
Existen todo tipo de obras de teatro: desde las que presentan un ritmo pausado e invariable durante toda la representación, a las que mezclan monólogos con duelos de esgrima o asesinatos. El actor, al igual que el novelista, debe trabajar para no perder la atención del público y dominar las estructuras de las obras teatrales puede ser una ventaja a la hora de planificar tu próximo trabajo.Por otra parte, contemplar cómo los actores se desenvuelven en las distintas escenas (y aprender tú mismo a moverte por el escenario) es una buena manera de ganar consciencia sobre el espacio a la hora de plantear tus escenas.
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Los diálogos
En el teatro, es común que la acción se desarrolle mediante diálogos: un recurso que también resulta de gran utilidad a la hora de escribir novelas. Estudiar cómo los autores teatrales construyen sus diálogos es una buena manera de lograr que los tuyos ganen consistencia y originalidad. Un habla distintiva llama la atención del público inmediatamente, y es una herramienta de caracterización muy útil.
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Mejoras tus habilidades de hablar en público
Actuando se gana soltura hablando y expresándose en voz alta, lo cual no está de más ante la tesitura de presentar tu libro o dar una charla delante de un público más o menos amplio. Si controlas tus nervios y hablas con claridad, darás mejor impresión de tu trabajo.
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Desarrollas una serie de habilidades inesperadas
No todo es actuar en el mundo del espectáculo. En una compañía de teatro hace falta desde diseñar los escenarios hasta maquillar, peinar, coser, montar muebles hasta una sorprendente cantidad de trabajo administrativo. En una compañía amateur es bastante probable que sean los propios actores lo que realicen también estas funciones. El saber nunca está de más, y si escribes sobre una costurera, podrás describir su trabajo de manera más realista.
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Ambiente artístico
Una actividad artística como el teatro atrae a todo tipo de personas, que probablemente aprecien también la literatura. Es posible que hagas amistades que puedan convertirse en futuros lectores cero o colaboradores en algún proyecto. Además, el intercambio de distintos puntos de vista artísticos puede ser muy positivo.
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Una forma distinta de hacer literatura
Si nunca te has planteado escribir una obra de teatro tal vez eso cambie pronto si le das una oportunidad al mundo de la actuación. Cambiar de formato siempre es un reto, pero también muy positivo para tu escritura. Además, una vez dentro de una compañía es posible que tu obra llegue a representarse.
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Realizas un proyecto desde el principio al final
Cuando te involucras en una obra de teatro, contemplas el proceso de creación de la producción del principio al final. Normalmente implica una cantidad enorme de trabajo en equipo, pero también una gran satisfacción al lograr que la representación salga adelante. Si tienes una novela a medio terminar, este impulso puede ayudarte a reanudarla con fuerzas renovadas.
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Es divertido
El teatro requiere mucho tiempo: memorizar los textos, repasar en casa, acudir a los ensayos… ¿Por qué deberías emplear esos ratos el teatro cuando podrías estar escribiendo? La respuesta es sencilla: el teatro, aparte de ser una fuente de diversión, ayuda a desconectar, lo cual potencia la creatividad. Y quizás cuando vuelvas a casa tengas aún más ganas de escribir.¡Espero que hayáis disfrutado del artículo y que os animéis a darle una oportunidad al teatro! Es una experiencia única, que además puede aportaros mucho a nivel personal. ¿Y quién sabe de dónde vendrá la inspiración para vuestra próxima novela?
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