Lo confieso. La serie de ciencia ficción Doctor Who me fascina. ¿La conocéis? Viajes en el tiempo y en el espacio. El medio de transporte, una cabina de policía azul inglesa, la TARDIS. Su piloto, un Señor del Tiempo, llamado «el Doctor». La serie empezó a emitirse en 1963. Cada cierto tiempo, el Doctor se regenera en uno nuevo, cambiando así de actor. Reconozco que hay capítulos que me gustan más que otros. No todos los Doctores me han enamorado por igual, ni tampoco sus acompañantes. Mi favorito sin lugar a dudas, gracias a su forma de actuar, es el décimo, interpretado por David Tennant. Y uno de los tropos de la serie es, precisamente, del que os voy a hablar, objetivo: destruir la Tierra.
Hoy estaba viendo el décimo episodio de la octava temporada «En el bosque de la noche». Los protagonistas del capítulo eran el duodécimo Doctor, Peter Capaldi, y su acompañante, la actriz Jenna Coleman. ¿Qué tiene de especial este episodio? Sin destripar, os diré que es el propio planeta Tierra quien decide salvarse a sí mismo. De locos, ¿no? Aunque si tiene que esperar a que sean los terrícolas quienes lo salven, va listo.
Acostumbrados a todo lo contrario… y emulando con su mítica palabra de guerra a los mutantes Dalek que aparecen en Doctor Who…
“¡¡Exterminar!! ¡¡Exterminar!!”
Hasta 1950, ¿quién castigaba al planeta Tierra?
¿Destruir la Tierra se trata de una moda del siglo xxi? Todo lo contrario.
Uno de los escritores casi olvidados de los años cincuenta es Ward Moore. Quizá lo conozcáis por su novela Lo que el tiempo se llevó que trata sobre la guerra de secesión. Pero, en lo que aquí nos ocupa, Greener than you think o Más verde de lo que creéis (1947) es nuestro título.
Imaginad un compuesto químico, capaz de hacer crecer la vegetación de forma vertiginosa, sin importar el suelo donde crezca. ¿Se podría erradicar el hambre en el mundo? ¿Lucha de ideales? Sí a todo. Pero tiene sus consecuencias. Y, en este caso, catastróficas.
No siempre los extraterrestres y los monstruos son los que tienen como objetivo destruir la Tierra. Este libro nos llevará a reconocer formas de actuar egoístas que permanecen en el siglo xxi. No es que llame la atención por su excelsa narrativa, pero sí por la intención que tiene. Una crítica social a ese mirar hacia otro lado cuando hay un problema, además del miedo por el futuro. Hay que tener en cuenta que se publicó entre la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.
Aprovechando la TARDIS, vamos a dar un salto hacia atrás en el tiempo, hasta 1898. ¿Se os ocurre quién quiere destruir la Tierra?
Los marcianos, tras ver su hogar destrozado por una explosión, tienen la brillante idea de colonizar nuestro planeta. Rayos calóricos que arrasan todo aquello a lo que apuntan, humanos convertidos en despensa para los invasores, oscuridad, pánico… La guerra de los mundos de H.G. Wells.
De este libro se han hecho varias versiones para el cine y televisión. Incluso un serial radiofónico de la mano del mismísimo Orson Wells en 1938 que hizo cundir el pánico entre la población. ¿Sabéis qué película moderna de Tim Burton fue una parodia de La guerra de los mundos? Mars Attacks!
Pasados los años 50, ¿quién se anima a destruir la Tierra?
En el año 1951, John Wyndham publicó El día de los Trífidos. El 28 de enero de 2021 fue reeditada de nuevo, tras varios años agotada en el mercado español. ¿Libro postapocalíptico? Afirmativo.
La mayoría de la población se ha quedado ciega. Para colmo de males, unas plantas carnívoras que pueden desplazarse a gran velocidad llamadas «trífidos» luchan por hacerse con el planeta. ¿No os parece aterrador?
Bajo mi humilde punto de vista, lo tiene todo: intriga, terror, amor, luchas territoriales por la supervivencia, esclavitud, la casi nula unión de todo el planeta ante un problema… Como veis, el ser humano tiene una piedra en el camino que le lleva a cometer los mismos errores una y otra vez.
El escritor Richard Matheson publicó en 1954 I am a Legend o Soy leyenda.
Esta novela fue llevada al cine en varias ocasiones. Seguro que recordáis la más actual con Will Smith. Un planeta donde él es el único humano que ha sobrevivido a un virus, sin transformarse. El virus ha creado dos tipos de seres: los infectados en vida y los vampiros. Estos últimos son los muertos que resucitaron debido a esas bacterias.
¿Esto… os suena de algo? Mejor pasamos página y nos vamos a 1963 con un escritor francés.
Pierre Boulle se hizo famoso por la novela bélica El puente sobre el río Kwai (1952), inspirada en sus experiencias cuando estuvo prisionero en Japón durante la Segunda Guerra Mundial. En 1957 la llevaron al cine.
Su visión científica y la observación le llevaron a escribir El planeta de los simios. Aunque no estaba de acuerdo en el término de ciencia ficción para su libro, tuvo que rendirse a la evidencia. En esta historia nos presenta cómo sería la Tierra con los simios como raza dominante. Seguro que habéis visto la película con Charlton Heston como protagonista. Fue tal su éxito que se hicieron cuatro películas, dos series de televisión, una adaptación en 2001 y una serie en 2011. Aparte de cómics, libros, videojuegos…
¿Quién se atreve a sumergir a la Tierra tras el deshielo de los polos?
El escritor inglés J.G. Ballard, nada menos que en 1962.
Un mundo sumergido. Una novela corta y de fácil lectura, donde los pocos habitantes que sobreviven tienen que emigrar hacia el hemisferio septentrional. Las enfermedades y el extremo calor hacen imposible vivir en las zonas del sur. Conviven en el planeta con insectos y reptiles, algunos con mutaciones genéticas por la radiación. Sueños extraños que evocan épocas pasadas… Aunque parezca otro libro de desastres, es diferente por la forma de encarar el problema y la supervivencia.
Como ya imagináis, hay una gran variedad de libros a lo largo de la historia sobre la destrucción total o parcial del planeta. Simplemente ha sido un pequeño recuerdo de algunos de ellos.
Me gustaría finalizar con un apunte sobre conciencia ambiental. ¿Sabéis a quién debemos la prohibición de los pesticidas sintéticos? A la bióloga marina Rachel Carston, gracias a su incansable esfuerzo y su novela La primavera silenciosa (1962). Se convirtió en un ejemplo de concienciación ecológica.
Nuevo objetivo: salvemos la Tierra.
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