Ainhoa Urgoitia

«Starship troopers»: Libro y película

De la Literatura al Cine

“Starship Troopers”, dirigida por Paul Verhoeven es una película estrenada en 1997. La película contó con un presupuesto muy alto para la época (100 millones de dólares), siendo un fracaso en los EEUU, recaudando poco más de esa cantidad. Sin embargo, los años han ido reivindicándola como una obra de culto principalmente por la arrolladora personalidad de su director, Paul Verhoeven, quien contó con un aliado perfecto para una empresa tan arriesgada en Edward Neumeier, quien ya colaboró en el libreto de otra de las obras cumbre de este director, “Robocop”, película con la que curiosamente, guarda ciertas similitudes (esos divertidísimos y muy críticos spots que son insertados en la narración). La película está basada en la polémica novela de Robert A. Heinlein.

Sátira corrosiva

"Starship Troopers"Para hablar de “Starship Troopers”, tal vez, habría que hablar primero de la particularísima óptica del holandés Paul Verhoven. Este provocador nato siempre se ha visto ante la disyuntiva de ser demasiado incómodo, violento, visceral y sexual para el cine de Hollywood y demasiado caro, comercial y capaz de llegar a grandes públicos para ser un cineasta europeo al uso. Tal vez el hecho de ser tan inclasificable haya marcado el regreso a Holanda de los últimos años (donde realizó una de sus más grandes películas, el thriller de espionaje de aroma clásico “El libro negro”) y hasta su exilio a la industria de cine francesa que supuso su última película hasta la fecha, la maravillosa “Elle”. Autor de películas tan polémicas como “Showgirls” (considerada la peor película de la década de los 90 y hoy, otra cinta de culto), llenas de garra como “Instinto básico” (probablemente, su obra maestra, una película a la que Verhoeven le llegó a sacar suspense hasta al acto sexual), violentas, descarnadas y políticamente incorrectísimas como “Los señores del acero” (no olvidemos secuencias inolvidables como la declaración de amor de dos de los protagonistas delante de un cadáver ahorcado y putrefacto), satíricas y vigorosas como “Robocop” o impactantes como “Desafío total”, el director de “El cuarto hombre” traza con “Starship Troopers” una compleja relación película-espectador que hace que valorar y hasta comprender el humor de esta película requiera una mente más abierta que de costumbre.La película cuenta con unas interpretaciones de lo más mediocres que parecen sacadas por parte de sus físicamente canónicos intérpretes de un capítulo de “Melrose Place”. En medio de secuencias tan rompedoras en una película realizada durante el mandato de Bill Clinton como la de las duchas comunes, donde hombres y mujeres se duchan juntos, encontramos otras más propias de una comedia juvenil o del cine de acción más histriónico y sensacionalista parido por Hollywood. Como ya hizo en “Elle” con varios de sus personajes, Verhoeven se ríe de ellos y de muchas de las situaciones en las que se ven envueltos, en una crítica feroz al cine de acción y juvenil de aquella época. Ese nivel de crueldad que aplica a los propios personajes y situaciones de la película hacen que incluso se ría del espectador que apoyó ese tipo de cine en los 90. Es un juego tan rebuscado que sigue siendo incomprendido hoy en día por mucha gente y una de las grandes razones junto con unos efectos especiales simplemente magistrales para le época, por las que este película merece ser vista como la inteligentísima película que es. Pasadísima de rosca pero genial, un resumen del estilo de esta leyenda del cine.

El libro y la película

"Starship Troopers"La película es una muy libre adaptación de la obra “Las brigadas del espacio” del ideológicamente ultraconservador Robert A. Heinlein. El libro carece de acción salvo en dos de los quince capítulos que lo forman. En la película, en cambio, pasa lo contrario, hay mucha acción y poco del análisis político de un régimen distinto al de la democracia que propone Heinlein en su novela, si bien ese material aparece sutilmente esparcido por la narración. Para el escritor de “La luna es una cruel amante”, nacer no da derechos, hay que ganárselos. Por ello para ser un ciudadano en el mundo que plantea en “Las brigadas del espacio” hay que ser miembro del ejército. Heinlein defiende la idea de que solo los veteranos, que han arriesgado su vida poniendo primero el bien común y la supervivencia de su especie frente a sus intereses personales deben tener derecho a voto y a practicar la política, mientras que los políticos y monarcas de regímenes anteriores solo buscaban el poder para satisfacer sus intereses. Durante la historia se desanima a los reclutas a no alistarse y a abandonar su periodo de servicio voluntario, sin el que no podrán votar tras haberlo completado. Los militares de carrera no pueden votar mientras están en servicio activo. Todo el análisis que el libro conlleva, ya que en ocasiones parece más un ensayo que una historia con presentación-nudo-desenlace, hace que no nos encontremos a una novela al uso, si bien se lee de un plumazo gracias a la contundencia de la prosa de Heinlein. Todo esto es minimizado por la cámara de Verhoeven aunque en su habitual estilo macarra y sin concesiones, opta por establecer el antes citado juego película-espectador, o por reírse también del libro al vestir a los oficiales veteranos con uniformes de estilo similar al de la Alemania nazi.

Robert A. Heinlein y el cine

Las polémicas ideas políticas de su escritor quizás han hecho que sólo un director tan atrevido y mordaz como Paul Verhoeven, capaz de arruinar una película al mismo tiempo que la eleva a los altares, haya decidido hacer una película de gran presupuesto basada en un libro de este autor. Sí que existen adaptaciones basadas en sus relatos y novelas de ciencia ficción como la muy reivindicable “Predestination”, de Michael y Peter Spierig. La prosa de Heinlein se caracteriza por su enorme seguridad, su militarismo, el uso de la razón y la ciencia a la hora de justificar situaciones, llegando en ocasiones a citar datos o tablas y el firme pensamiento de que vivir es fascinante y complejo, por lo que la especialización es para los insectos. Robert A. Heinlein está considerado uno de los tres grandes escritores de ciencia ficción de la historia de la literatura universal junto con Isaac Asimov y Philip K. Dick y su prosa asegura una experiencia fascinante a todo aquel que sea capaz de abrir su mente para descubrir a un fantástico narrador.Link a un fragmento de «Starship Troopers»:

Ainhoa Urgoitia

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