Jordi Noguera

Worldbuilding: Tecnología

Worldbuilding

La tecnología está en todas partes, forma parte intrínseca del mundo con el que vamos a trabajar durante el Worldbuilding. No importa que nos situemos en un periodo medieval-fantástico o en el futuro más lejano; la tecnología definirá siempre lo que nuestro mundo puede ofrecer y, por lo tanto, debemos tenerla siempre bien definida.

Definir la tecnología

El cúmulo de conocimientos teóricos y prácticos disponibles para una sociedad define lo que se llama su nivel tecnológico. Representa todo lo que un pueblo sabe y, sobretodo, aquello que puede hacer con la tecnología a su alcance.La mayoría de nosotros concebimos los niveles tecnológicos como los mismos estadios en los que se fue desarrollando nuestro conocimiento y tecnología. Nos ceñimos a nuestros propios periodos históricos por lo que generalmente sólo se trabaja la tecnología durante el Worldbuilding de obras que tienden hacia la ciencia ficción. Es, quizás, la manera más sencilla de trabajar y, sin duda, la más cómoda; asociamos nuestro nivel tecnológico al de una era determinada y trabajamos a partir de ella. Es por eso que muchas historias de fantasía se ambientan tanto en periodos pseudo-medievales y, como vimos en el artículo sobre ingeniería social, no sólo copian la tecnología y las limitaciones de la época, sino también su estructura social.Cuando nos adentramos en el paisaje del futuro y la ciencia ficción se hace más complicado definir el nivel tecnológico de nuestro mundo. Nikolái Kardashov propuso en 1964 una escala de clasificación para medir el grado de desarrollo tecnológico de las civilizaciones: la Escala Kardashov.

Paradigmas tecnológicos

Todas las eras, sean verdaderas eras históricas o una época desarrollada dentro de nuestro Worldbuilding, se definen por un determinado paradigma tecnológico; la tecnología de base que define cómo es la civilización a la que pertenece.Así, por ejemplo, tenemos la Edad de Hierro (definida por la forja del hierro), la revolución industrial (definida por el crecimiento de la industria gracias al uso de la máquina de vapor) o una novela del espacio puede definirse en base a si el autor ha decidido que es posible viajar más rápido que la luz o, por el contrario, no lo es.El Steampunk es un ejemplo de cómo un paradigma tecnológico puede llevarse a un extremo no científico. Resumiendo mucho, el Steampunk parte de la premisa de que la tecnología de vapor podría desarrollarse para crear artilugios y artefactos cuyas funciones son similares a las de las máquinas actuales.Del mismo modo, durante el Worldbuilding podemos crear un paradigma completamente distinto. Una civilización basada en el desarrollo de la bioengeniería, en la utilización de la energía mágica o, quizás, que encontrara un atajo para pasar directamente a la mecánica cuántica desde la física de la época clásica. La historia nos demuestra que, en ocasiones, una civilización está delante de un hallazgo que podría haber cambiado por completo su paradigma tecnológico de haber sido capaces de comprender su verdadera utilidad. El mayor ejemplo de ello lo podemos encontrar en la Eolípila, una máquina de vapor inventada por Herón de Alejandría, cuyos contemporáneos nunca supieron aprovechar como se haría dos milenios después.

La ciencia no es un camino lineal

El desarrollo técnico y científico sólo parece lineal cuando se observa desde un determinado punto y se comprende que para llegar a él se han tenido que dar una serie de descubrimientos previos. Pero una digresión en cualquiera de estos «puntos de giro» no significa que el conocimiento se vaya a estancar, sino que se podría haber encontrado una ruta distinta para obtener los mismos resultados. Buscad siempre dónde las cosas podrían haber sido diferentes e intentad mezclar disciplinas para buscar caminos alternativos. Sólo así vuestro mundo podrá desarrollar una ciencia y una tecnología propia y original. Tecnologías emergentes

Jordi Noguera

Jordi Noguera es licenciado en Psicología. En la actualidad trabaja como profesor y coordinador de alumnos de Caja de Letras y se encuentra inmerso en su primera novela. Ha participado en las antologías Dejen morir antes de entrar (2014), Ácronos 3 (Tyranosaurus Books, 2014) , Factoría de Autores: Fábrica de Talentos (Carlinga Ediciones, 2015), Cuentos desde el otro lado (Editorial Nevsky 2016) y Ars Mítica (Carlinga ediciones 2020). Fue también finalista del Premio Alberto Magno de Ciencia Ficción en 2014.

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