Se la llama también itálica o bastardilla, pero seguro que tú la conoces como cursiva. Hablamos de una grafía inclinada cuyo origen es la imitación de la escritura manual. Es importante que sepas que, en los textos escritos en cursiva, se utilizará la redonda para cumplir la función de la cursiva. Pero el uso de la cursiva es variado y, a veces, muy específico, como demuestra la guía de estilo sobre la cursiva y la redonda de la Fundéu. Como resumen, en este artículo te dejo los usos más frecuentes.
El uso de la cursiva en los títulos de obras
Los títulos de obras entrañan los problemas más frecuentes en el uso de la cursiva:
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Títulos de publicaciones. Aquí hablamos de libros en general en general; obras dramáticas, enciclopedias, diccionarios, publicaciones periódicas, anuarios, tebeos, almanaques, juegos de rol, encíclicas, etc.
Cuando el título de un libro forma parte de otro no se resalta de ninguna manera:
Ø El último año estudiamos Análisis de la locura en El Quijote.
Si se menciona la propia obra dentro de un libro, la cursiva suele sustituirse por versalita. De ella hablaremos en otro artículo.
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Títulos de obras de arte. Nos referimos a escultura, pintura, música, danza…
Ø La Gioconda se encuentra en el Museo del Louvre.
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Títulos audiovisuales. La proliferación del cine, las series y los videojuegos ha abierto nuevos cauces para el uso de la cursiva. Las películas y los videojuegos se consignan en cursiva, al igual que los programas de televisión autónomos o aquellos que, siendo series, no tienen un título particular para cada emisión. Los ciclos o series con título en cada capítulo o parte irán entre comillas, y cada título particular en cursiva. Según esto, algunos ejemplos serían los siguientes:
Ø Hoy, en «Qué grande es el cine» [título de programa], emiten El milagro de Ana Sullivan [título de película].
Ø Ayer vimos la última temporada de Westworld [título de serie].
Ø El próximo verano volveré a jugar a Assassin’s Creed: origins [título de videojuego].
El uso de la cursiva en las palabras extranjeras
Marcar las palabras extranjeras suele ser otro uso recurrente de la cursiva en los textos que leemos. Aquí debemos distinguir varios casos:
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Palabras extranjeras (I). Llega la polémica. Si atendemos a lo que nos dice el Diccionario de la lengua española, debemos marcar las siguientes palabras como extranjeras: rock, jazz, parking, sushi… Sin embargo, están ya tan asentadas en nuestro idioma que un lector puede llegar a preguntarse qué queremos indicar con la cursiva. En general, si buscas la palabra en el diccionario, podrás observar si se recomienda el resalte tipográfico. Pero, ya ves, hay usos que cuesta asimilar.
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Palabras extranjeras (II). Los latinismos crudos son tomados como palabras extranjeras (y tanto, ya que proceden del latín). Por eso, en quorum usaremos la cursiva, pero en cuórum no. Ocurre lo mismo con las locuciones latinas, por más asentadas que estén: a priori, alter ego, modus operandi… También entran aquí los nombres científicos de plantas y especies: Gromphadorhina portentosa. Siempre con cursiva.
Recuerda que, si las palabras extranjeras son un nombre propio, se escribirán en redonda. Esto incluye a los nombres propios de inventos, trenes, barcos, espadas mitológicas, animales…
Ø El viernes cenaremos en el Hard Rock Café escuchando música de The Beatles.
Ø El gato Garfield arrancó la lasaña del horno como si fuese la espada Excalibur.
Ø El Titanic se hundió el mismo siglo en que el primer Sputnik se puso en órbita.
El uso de la cursiva en los nombres propios y otros casos
Este uso de la cursiva esconde alguna trampa en la que puedes caer fácilmente si no tienes unas nociones básicas sobre ortotipografía española:
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Seudónimos, motes, sobrenombres, alias, apodos, etc., solo cuando van junto al nombre real. Aquí, además, es un uso que alterna con las comillas. Así, podemos escribir:
Ø ¿No sabes quién fue Ernesto Che Guevara?
Ø ¿No sabes quién fue Ernesto «Che» Guevara?
Ø ¿No sabes quién fue el Che?
Y, para concluir, os dejo otros casos particulares:
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Localismos y formas alteradas. Pa’esto también se usa la cursiva. Pero cuidado, porque si estás poniendo estos localismos en boca de un personaje en un diálogo, este uso ya no parezca tan necesario. Aplica el sentido común: ¿qué utilidad tiene que en un diálogo entre tus personajes andaluces todo lo que digan aparezca en cursiva?
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Ironía o recalcar. ¿Alguna vez has doblado los dedos en el aire para indicar el uso irónico de algo que estás diciendo? Pues la cursiva también se emplea para esto. Cuidado con abusar de este uso, puedes encontrarte con el texto plagado de cursivas fácilmente.
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Lenguaje referencial. La palabra bibliografía siempre debe estar en boca de un corrector para justificar los cambios que propone. ¡Ahí tienes un caso de uso metalingüístico de la cursiva! De nuevo, te recomiendo no abusar de esta cursiva.
Recuerda que varios usos de la cursiva que hemos visto en este artículo alternan con las comillas. Te dejo a ti que investigues cuáles son esos casos para que sigas aprendiendo más sobre la norma del español, aunque no sea conmigo.
¿Las palabras de uso coloquial en un texto narrativo, van en comillas o en cursiva?