Ha llegado la hora, vas a crear tu perfil de escritor en redes sociales y hacer pública tu imagen profesional. Es el momento de tirarse al agua a pescar lectores y followers (no son lo mismo) que estén interesados en tu trabajo y en ti, como autor o como persona. Pero antes de lanzarte de cabeza estaría bien que pensaras un poco, estas páginas son el escaparate donde te expones ante un montón de gente y seguro que quieres dar la imagen adecuada. ¿Qué imagen quieres dar? Quizás esa sea una de las grandes preguntas a las que deberás contestar antes de empezar a avanzar en redes sociales. Y no está de más que revisemos un par de cuestiones antes de darle a “publicar”.
1.- ¿Qué imagen profesional quieres dar?
Esto es algo que depende mucho de tu personalidad. Quieres que tú página se centre en tu trabajo, en quién eres como autor y compartir lo que tienes de interesante con el mundo, y en este punto está la cuestión a destacar: ¿Qué es interesante? Ten claro que desayunar no es más interesante porque lo haga un escritor, todo el mundo desayuna. Intentar ponerte trascendental mezclando fotos de tu desayuno con frases literarias no es interesante, pedante tal vez sí, pero no interesante. Busca información directamente relacionada con tu trabajo (localizaciones de tu próxima novela, películas que te inspiran, libros que lees…) Por supuesto puedes tener un aspecto más personal, seguro que vez en cuando surge algo que te interese tanto como para querer comentarlo (y no está mal que lo hagas), pero no tienes por qué hacer partícipes a tus seguidores de cada minuto de tu vida. Acabarás por saturarlos o conseguirás que piensen que necesitas que te presten atención en todo momento.Rosa Montero suele dar voz a los derechos de los animales y es habitual verla compartir noticias o reflexiones sobre asuntos como la adopción o el trato ético. También colabora con asociaciones y trata de dar voz a distintas causas sociales. Cristina Fallarás habla de la actualidad política. Esos son temas interesantes, los kilómetros que has corrido esta mañana no lo son y si lo pones cada mañana, será cada vez menos interesante.Así que escoge cuidadosamente los temas de los que quieres hablar en tu perfil profesional.
2.- Mantén el ego controlado
No intentes lucirte, es tu trabajo el que debe brillar, no tú. Y no todo vale para llegar a los lectores. Si una mañana al despertarte te sientes tentado de hacerte una foto desnudo, tapado únicamente con un ejemplar de tu última novela, date una ducha fría, tómate un café (sin hacerle fotos) y vuelve a pensarlo. Quizás creas que puede ser un toque frívolo y canalla que hará reír a tus lectores y conseguirá que la foto se llene de comentarios. De nuevo piensa, se trata de que hablen de lo que escribes, no de lo que haces. Y un poco de provocación podría no estar mal, pero hay que ser un genio de marketing para saber hacerlo bien. Llenar tu página de fotos cada vez que estrenas ropa, cambias de maquillaje o entras al gimnasio tampoco es una idea excelente, ni de todas tus vacaciones o viajes. Ni una foto cada noche tuya leyendo a Borges. Dosifica. El mundo no gira a tu alrededor y tu perfil tampoco debería hacerlo, al menos no al 100%
3.- No satures al público
Poner veinte publicaciones al día te convierte en un cansino de manual. Hazte una idea de que no puedes publicar todo lo que te pasa por la cabeza sin aburrir a alguien. En el final del punto anterior hablábamos de dosificar, una o dos publicaciones diarias en Facebook son positivas, algo más si estás en twitter. Sobrepasar eso, sobre todo si realmente no tienes nada que decir, es correr el riesgo de aburrir a todo el mundo.
4.- Hastags
Si cada una de tus publicaciones tienes cinco líneas de hastags y en todas ellas aparecen cosas #writer #writerlife #writerwork #handsomewriter… incluso cuando en la foto apareces probándote unos calcetines de Pikachu, vuelve a leerte el primer punto. Los hastags están bien, pero no hace falta abusar y no tiene que aparecer la palabra “escritor” en todos ellos. Ni tus lectores son tan tontos ni tú necesitas reafirmarte tanto (eso espero).
5.- Nunca publiques en caliente
Acabas de leer una reseña que te pone a parir. Es el momento de respirar hondo, contar hasta cien. Responder desde el enfado puede tener consecuencias nefastas. Aunque yo soy de las que piensa que el mejor desprecio es no hacer aprecio, y que la mejor manera de que estas cosas no acaben en una bronca viral es pasar de ellas y dejar que el tiempo las mande al olvido absoluto, sé que no siempre es fácil. Contestar mal, montar una bronca horrible y acabar bloqueando a todos los que te han ofendido es mucho peor, puedes vértelas con el famoso efecto streisand y son cosas que la gente no olvida. Si algo tienen las redes sociales es memoria. Lo que escribes en tus redes sociales puede volver a ti en forma de captura de pantalla en cualquier momento.
6.- No seas un llorica
Si tu libro no vende bien, si los medio de comunicación y los blogs no te hacen caso, si tu editorial no te hace la promoción que realmente te mereces… llama a tu madre y se lo cuentas. Nunca desahogues tu frustración por estos temas en tu perfil profesional. La gente no se compadecerá de ti, más bien pensará que algún motivo habrá para que tu libro no se venda (tal vez es malo). Y eso es lo último que quieres, además corres el riesgo de que tu editorial se enfade, que no suele ser recomendable.
7.- Separa tu perfil profesional del personal
Hazte un perfil personal (y blindarlo bien) para hablar con tus amigos y soltarte, para poder hacer todo lo que en el profesional no puedes hacer.
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