Como nos han dicho en numerosas ocasiones nuestros profesores de Caja de Letras, lo importante no es que la historia que cuentes sea original, sino que la cuentes de una forma novedosa, interesante, diferente. En este artículo voy a dar algunas ideas sobre dónde encontrar fuentes de inspiración y cómo usarlas para reinventar los mitos cuando escribimos fantasía.
¿Original o copia?
Estamos en la época de los retellings, de coger historias clásicas y darles una vuelta de tuerca. Este revivir de los cuentos y la mitología está sirviendo para hacer nuevas versiones en las que las damiselas en apuros se convierten en protagonistas fuertes e independientes o para crear precuelas que justifican y humanizan a los que fueron los villanos de nuestros cuentos de juventud. En algunos casos, los autores simplemente cuentan de nuevo la historia desde una perspectiva diferente para adaptarla a los tiempos que corren. En otros, la reinventan, manteniendo el mundo y los personajes, pero cambiando la personalidad y la dinámica entre ellos para hacerlos más oscuros, buscando llevar a un público adulto lo que ya conocíamos en una versión más infantil.
Como ejemplo, el cuento de ‘La sirenita’, publicado por Hans Christian Andersen en 1837 y modificado posteriormente por Disney en su película animada de 1989, se ha versionado al menos tres veces en los últimos dos años: Matar a un reino, de Alexandra Christo; La bruja del mar, de Sarah Henning; y Soñar con la superficie, de Louise O’Neill.
¿Significa esto que es mejor utilizar historias ya conocidas que inventarse otras nuevas? No hay una respuesta sencilla a esta pregunta, pero es bueno recordar que contar de nuevo una historia es como versionar una canción. Estamos utilizando una base que ha tenido éxito, que sabemos que ha funcionado antes con el público y que ha perdurado en la memoria colectiva, pero depende de nuestro talento y nuestra habilidad superar al original o que se quede en una mala copia.
Nada nuevo bajo el firmamento
En los últimos años, esta fórmula del retelling se ha repetido tanto en series, como en películas y libros que quedan pocas historias que volver a contar. Eso solo significa que deberemos esforzarnos más si queremos hacer algo novedoso.
La primera fuente de inspiración son los cuentos infantiles, pero la mayoría no parten de la historia original, que suele estar enraizada en la tradición oral, sino de la adaptación más famosa. Por tanto, como escritores, puede resultar interesante volver a la primera versión publicada, que la mayoría de la gente no conoce, y partir de ella para reinventar nuestra historia. En muchos casos os sorprenderá lo duros y crueles que pueden llegar a ser esos cuentos que en su origen no eran para niños, sino para aleccionar a los adultos en épocas en las que casi nadie tenía acceso a la lectura. Un buen ejemplo de esto es ‘La Bella Durmiente’, que desde que fuera publicada en 1634 por Giambattista Basile bajo el título de ‘Sol, Luna y Talía’, ha sufrido tantas modificaciones que es casi irreconocible. El primero en suavizar un poco la historia de Basile fue Perrault en 1697, pero fueron los Hermanos Grimm los que eliminaron por completo los detalles crueles en 1812, dando paso a la versión Disney que todos conocemos. El único elemento que se ha mantenido constante en todas las versiones es que hay una princesa a la que maldicen con un hechizo del sueño.
Como veis, esto del retelling no es nuevo, se lleva haciendo desde hace siglos. Por lo tanto, cuanto más ampliemos la base de la que partir, más fácil será que les resulte sorprendente a nuestros lectores. En ese sentido, acudir a la mitología, la segunda gran fuente de inspiración, es siempre una buena idea.
Mitos del mundo
Hay ciertas mitologías que están más embebidas en nuestro ideario colectivo, como la griega, la romana o la egipcia. Todos hemos leído algún libro en el que aparecen dioses o monstruos relacionados con mitos de esas culturas. Por un lado, basarnos en estas mitologías para crear una nueva historia puede ser apuesta segura, puesto que sabemos que a la gente le llama la atención. La otra cara de la moneda es que hay que hilar fino, porque como son tan conocidas y hay tantos autores que ya han escrito sobre ellas, es fácil caer en las comparaciones y salir mal parados.
Mi lectura más reciente, Circe de Madeline Miller, demuestra que aún se puede triunfar escribiendo sobre mitología clásica. La autora ha tenido la habilidad de contar de nuevo y con éxito una historia que tiene más de dos mil años de antigüedad y que a la mayoría de la gente le resulta familiar. Para ello, ha dado una voz única a una protagonista que, hasta ahora, nunca había contado en primera persona su propia vida.
Si nos vamos a grandes escritores de fantasía, Tolkien es el mejor ejemplo de cómo utilizar la mitología de distintos lugares (Noruega, Finlandia, Reino Unido, Alemania…) para crear un mundo fantástico, que ha sido durante muchos años la base de la mayoría de novelas de fantasía que se han escrito.
Otro ejemplo actual de retelling mitológico es Neil Gaiman, con sus Buenos Presagios o sus Mitos nórdicos. Este autor respeta la trama principal de las historias originales, pero dándole a la narración un toque personal.
En nuestro caso, podemos simplemente inspirarnos en la mitología para ambientar nuestro mundo fantástico, como ha hecho Aranzazu Serrano en su saga Neimhain. En sus libros, la autora utiliza la mitología nórdica como ambientación para aventuras épicas, con muy buenos resultados. En este sentido, es buena idea investigar el folklore menos conocido por el público en general, pues nos puede aportar ideas de worldbuilding, personajes o incluso tramas de fantasía que resulten novedosas para los lectores españoles.
Por ejemplo, el folklore escocés (celta) nos habla de criaturas que en España apenas son conocidas, como los selkies o los kelpies. Los selkies son humanos que pueden transformarse en focas a voluntad. En inglés sí hay numerosas obras publicadas sobre ellos, empezando por Sealskin, de Su Bristow, un retelling de la leyenda de transmisión oral sobre una doncella selkie a la que un humano roba su piel de foca, impidiéndole volver al mar, y obligándola a casarse con él y vivir en tierra. Otras obras usan esa idea, pero la amplían a un pueblo entero (The brides of Rollrock Island, de Margo Lanagan), pero solamente he encontrado una novela escrita en español (no traducida) en la que aparezcan estos seres, La visita del selkie, de Libertad Delgado.
Barrer para casa
Por último, también puede ser interesante indagar en los mitos de nuestro entorno más cercano. Aunque en algunas regiones españolas el folklore está más integrado en el imaginario popular que en otras, si investigamos un poco, seguro que encontramos alguna historia, cuento o leyenda de nuestra zona de la que no habíamos oído hablar, y que puede ser un estupendo punto de partida para un retelling o una nueva idea que sorprenda a nuestros lectores.
Espero que este artículo os haya resultado interesante y que os inspire nuevas formas de narrar fantasía.
Hasta la próxima entrada, ¡escribid mucho y disfrutadlo!
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