Decides ir al cine. Te acomodas en la butaca y echas un vistazo a tu alrededor. En la sala apenas hay veinte personas, cosa que, por lo pronto, mosquea. ¿Qué sucede si, cuando acaba la película, todos los asistentes abandonan la sala en silencio? Tan solo intercambian miradas intentando adivinar qué les ha parecido. De pronto, se escucha algún murmullo: «una peli fantástica», «hay que volver a verla», «me ha sorprendido»…
Si digo que la maravillosa banda sonora está creada por el islandés Jóhann Jóhannsson quizás no os suene mucho. Pero si os cuento que está basada en un relato. Que el escritor, de hecho, apenas llega a los diecinueve relatos publicados. Y ha sido premiado, entre otros, con cuatro Hugo, cuatro Nébula, seis Locus y el British Science Fiction Association Award. ¿Adivinaríais de quién se trata? The Arrival (La llegada, en castellano) es la película que está basada en el relato ‘La historia de tu vida’ de Ted Chiang. Se acabó la edad de oro de la ciencia ficción, ¿y ahora qué? Vamos a darnos un garbeo por la edad de plata de la ciencia ficción.
Pasada la edad de oro, ¿qué ocurre con la ciencia ficción?
Llegamos a los años cincuenta. La llamada edad de plata de la ciencia ficción se mueve entre los años 1951 y 1965. Esta etapa resultó ser el renacer de nuevos escritores que se unieron a los ya conocidos Asimov, Campbell, Heinlein…
¿Podemos hablar de boom del género? Por supuesto. El dejar atrás la guerra mundial provocó que la ciencia ficción se renovase por completo. La edad de plata de la ciencia ficción condujo hacia un esfuerzo de crecimiento y evolución. Los lectores ya no se conformaban con meros artículos o pequeñas publicaciones y demandaban más lecturas. Muchas revistas del mercado, desaparecieron: Fantastic Adventures, Thrilling Wonder Stories, Science Fiction Quarterly…
¿Y el público juvenil, se enganchó a la ciencia ficción? Las revistas de ciencia ficción quisieron mostrar la imagen de género distintivo dirigido a un público con carácter propio. Y así, consiguieron que los cómics de superhéroes calasen en el público juvenil y aumentasen sus ventas.
¿Pero, qué fue lo más importante de la edad de plata de la ciencia ficción? La respuesta es clara. Su asentamiento en el mercado. Esto permitió que aparte de relatos, cómics, revistas y novelas cortas, por fin se publicasen volúmenes más extensos. Muchos de los libros que se escribieron en dicha época son los que ahora conocemos como clásicos de la ciencia ficción. Frank Herbert por ejemplo, es uno de los escritores de la edad de plata de la ciencia ficción, con Dune. Se publicó el 1 de agosto de 1965. Y ganó el premio Hugo en 1966. Grandes escritores de ciencia ficción y ganadores del premio Hugo en la edad de plata de la ciencia ficción, son: Ray Bradbury con Fahrenheit 451, Philip K. Dick con El hombre en el castillo…
Y en el resto de países… ¿qué hay de la edad de plata de la ciencia ficción?
Como os habréis dado cuenta, Estados Unidos estaba en cabeza con el género de la ciencia ficción. Pero ¿y el resto de países?
El segundo país más importante en temas de ciencia ficción era el Reino Unido. Su mayor problema era que, aunque aparecieron nuevos escritores, por ejemplo Arthur C. Clarke, la economía estaba estancada. Sus escritores solían vender el material a revistas americanas ya que las de su país no lograban mantenerse a flote.
Podríamos decir que la antigua URSS, ahora Rusia, era la tercera potencia en ciencia ficción. Sus problemas económicos y políticos frenaban a los escritores de ciencia ficción. ¿Sabíais que a Iván Yefremov (La nebulosa de Andrómeda, 1957) se le conoce como el padre de la ciencia ficción soviética?
En el caso de Japón, el primer boom de la ciencia ficción fue durante los años 50-60. Sus novelas eran una mezcla de tradición japonesa y ciencia ficción occidental. Marcadas además por la Segunda Guerra Mundial, la bomba atómica y las revistas de ciencia ficción que llevaban los soldados americanos. En septiembre de 2017, se publicó Japón especulativo: Relatos asombrosos de fantasía y ciencia ficción. Son 15 obras de fantasía y ficción que recorren esa década, y que merece la pena leer.
En el resto de países, se nutrían más bien de las novelas y revistas americanas, traducidas a sus respectivos idiomas. También de algunos autores británicos como Clarke, aunque publicaba en Estados Unidos. Pero realmente no hubo un gran público fiel al género. En Francia, por ejemplo, cabría destacar al escritor Pierre Boulle con El planeta de los simios (1963), una de las más conocidas obras distópicas de la ciencia ficción.
En España, ¿cómo fue la edad de plata de la ciencia ficción?
Los años cincuenta son el despegue para la ciencia ficción en España. Surge de la mano de colecciones de bolsilibros, antologías y revistas especializadas. En 1968, casi rozando la edad de plata, surgió la revista más importante hasta 1982: Nueva dimensión.
¿Bolsi qué? Pues sí, tal cual. Libros tamaño bolsillo, de no muy buena calidad y a un precio muy asequible. Y contrariamente a lo que pueda parecer, consiguieron hacerse un hueco en el mercado.
En los años 1953 y 1954 salen a la luz tres colecciones de ciencia ficción: «Futuro», de la editorial Clíper; «Luchadores del espacio», de editorial Valencia; y «Espacio», de editorial Toray.
¿Conocéis a José Mallorquí? Fue el creador de un personaje de novelas del oeste llamado El coyote. Decidido a traer a España la ciencia ficción que triunfaba en Estados Unidos, convenció a la editorial para crear la colección «Futuro». Aunque tuvo éxito de ventas, solo se publicaron 12 números. Algunos de los artistas y escritores que participaron: Tunet Vila, Pérez Fajardo, Harry Winslade, Bruce Cornwell, Roger Leloup, Albert Weinberg…
«Luchadores del espacio» fue una colección muy importante en la década de los cincuenta. La serie La saga de los Aznar fue publicada en esta revista. Nada más y nada menos que 56-59 títulos. Además de unas 234 novelas pequeñas, escritas por 27 autores diferentes: George H. White, Larry Winters, J. Negri O’Hara…
«Espacio» publicó entre 1954 y 1973 más de 500 bolsilibros. Algunos de los escritores a veces utilizaban pseudónimo. Por ejemplo, Luis García Lecha (Clark Carrados o Luis G. Milk), Pedro Guirao Fernández (Peter Kapra, Walt G. Dovan), Victoria Rodoreda (Vic Logan o Marcos Sidereo)…
Finalizo este viaje con una frase de tantas interesantes que aparecen en Dune de Frank Herbert. Quien la recita como una letanía es Paul Atreides en varios momentos de la novela: «No debo tener miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Solo estaré yo».
0 comentarios