Sila Thaus

Escritura y mujeres científicas

Géneros

El 11 de febrero se celebra cada año el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Como geóloga y escritora, me ha parecido una buena oportunidad para hablar este mes sobre la conexión entre la literatura, las vocaciones científicas y la reivindicación de todas esas mujeres que han sido y son un ejemplo a seguir en los campos de la ciencia y la ingeniería.

Mujeres científicas en los libros de texto

Desde hace unos años, en ciertos libros de texto aparecen nombres de mujeres científicas. Algunos de ellos simplemente incluyen una foto o dibujo y sus logros más señalados, mientras que en otros hablan también de su lucha contra viento y marea para trabajar en un ambiente dominado por hombres, en muchos casos dentro de la propia familia y, en general, en la sociedad en que viven.

Aunque los niños y jóvenes españoles tienen en sus libros a estas mujeres y sus fascinantes historias, hay numerosos estudios que demuestran que no es suficiente; seguimos perdiendo talentos femeninos que podrían, en el futuro, encontrar la cura para el cáncer o descubrir la fuente de energía que nos lleve a una nueva era. Siguen existiendo sesgos importantes de género a la hora de percibir la ciencia y la ingeniería, lo que hace que muchas niñas abandonen pronto sus aspiraciones como científicas o ingenieras, o que no lleguen siquiera a plantearse la posibilidad de serlo. Además, es frecuente que las niñas que deciden continuar con la ciencia se encuentren durante toda su carrera laboral numerosos problemas para acceder a puestos fijos y de responsabilidad y ser consideradas profesionales de prestigio. Esto no es un problema solo en España, sino que se extiende a toda Europa, y no hablemos ya de otras culturas en las que está mal visto que las mujeres tengan una educación.

A pesar de que hay numerosas asociaciones de científicas luchando por ser visibilizadas y reconocidas, tales como Amit o Mujeres con ciencia, y de que cada vez son más las reivindicaciones por las pioneras del pasado, aún queda mucho por hacer. En cualquier caso, el problema parece estar en la sociedad, así que, ¿qué podemos hacer los escritores y las escritoras para que no se pierdan científicas vocacionales?

Mujeres científicas en películas y series

Hay muchas películas y series de ficción en las que aparecen mujeres científicas, pero en la mayoría de ellas son personajes secundarios, y frecuentemente hacen un papel en el que se muestran débiles o se dejan llevar por sus emociones, siendo los personajes masculinos los que al final resuelven los problemas y las rescatan. Se siguen repitiendo los roles de príncipe y princesa, aunque la princesa lleve bata y sea una experta en ingeniería genética o, como en el caso de El mundo perdido: Parque Jurásico II, sea una paleontóloga con botas de campo. En este caso, lo que podría ser un personaje valiente, inteligente y capaz se convierte en una mujer temeraria e imprudente, que no acierta a medir las consecuencias de sus actos. Será un matemático, nada menos, quien la salve de su propia estupidez. Es, por tanto, responsabilidad de los guionistas el evitar caer en este tipo de clichés.

El cine y la televisión son una fuente de inspiración para mucha gente (quién no ha querido ser arqueóloga o arqueólogo después de ver a Indiana Jones) y, como escritores, está en nuestra mano diseñar personajes científicos femeninos competentes, luchadores y que no requieran de un hombre que venga a salvarlas.

Mujeres científicas en la literatura

Otra vertiente en la que la escritura puede tener un gran impacto en la generación de científicas vocacionales es la literatura. Un buen ejemplo de esto es la novela de Tracy Chevalier, Las huellas de la vida, en la que nos cuenta, de forma novelada, la vida de Mary Anning y Elizabeth Philpot, dos mujeres del siglo XIX que aportaron grandes contribuciones en el campo de la Paleontología.

Aunque algunos nombres como Marie Curie, Jane Goodall, Henrietta Swan Leavitt o Mary Anning nos sean familiares, muchas de las pioneras en la ciencia y la ingeniería son aún desconocidas. Sus vidas son un material de un valor incalculable para inspirarnos en la escritura, ya sea rescatándolas del olvido o creando nuevos personajes de ficción inspirados en ellas. Si os interesa, aquí tenéis una colección de mujeres que fueron innovadoras en su campo e hicieron valiosos descubrimientos, pero a las que la mayoría de la gente todavía no conoce.

Y para terminar…

Como ya he afirmado en alguna entrada anterior, pienso que ser escritor o escritora implica una cierta responsabilidad. La palabra tiene poder y, si somos conscientes de ello, podemos escribir para enseñar, para divertir y entretener, o para mejorar la sociedad en la que vivimos.

En este Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, espero que mi artículo os ayude a ver que los escritores tenemos el poder de resucitar a esas científicas olvidadas. Que nuestra imaginación puede convertirlas, a través de nuestras novelas, relatos y guiones, en nuevos iconos para esas niñas y mujeres que, por su situación social o personal, se desaniman y abandonan el camino de la ciencia y la ingeniería.

Sila Thaus

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